“Chocho”

Muchas cosas le pueden causar a uno tanta alegría.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

A 20 metros, logré escuchar claramente que esperaba algún “Chocho”. Ignoraba quién era o mejor dicho qué era. No alcanzaba a mirar de dónde vino ese sonido.

Tanta era mi angustia que no hacía más que tratar de buscar una salida; admito que fui prisionero del pánico, me disgustan los espacios reducidos. Como el agua al humano sacia la sed, el candor de sus pasos a mi zozobra. Pregunto: ¿cómo es posible tener ese don tan especial?

Por una parte, las ráfagas de viento me acercaban su fragancia sofisticada, dulce, ligera pero profunda. El olfato se vuelve lúcido, claro, detallado y certero cuando eres fiel a Jacques Polge.
Hay cosas que me mantienen intranquilo, le voy a decir a usted un ejemplo: mi edad. Me agito al hacer una simple caminata. Las arrugas es tema de moda. Sin embargo, en la lista de candidatos estaba mi nombre. Alivio que uno tenga la oportunidad de empezar de nuevo. Qué afortunado, pocas veces se tienen buenas vidas.

Por otra parte, se acortaba la distancia, me perseguía la ansiedad por saber si llegaría lo que espera esa persona –a juzgar por el cuchicheo y los brincos detrás de la puerta- que emanaba tanta impaciencia y emoción. Muchas cosas le pueden causar a uno tanta alegría. Desde un plato de comida bien servido, una mirada de gratitud hasta una herencia o dinero en efectivo.

Después de una larga semana, sólo tres preguntaron si había posibilidad de encontrar un nuevo cariño y de ellos uno y sólo uno me aceptó. Así como soy. Otorgándome oportunidad de vivir mejor los pocos años que me quedan.

Por fin, alguien me auxilia para sentirme de soterrado a casi libre. De inmediato, en el intento por capturar el momento, percibo uno de mis placeres olfativos, inconfundible: petricor.

Hay alguien al otro lado del portón, es ella, la de la voz y el perfume. De repente, abre la puerta –por fin la conoceré-, no sabía cómo agradecerle, seré su fiel amigo. Tras una cálida caricia, me miró a los ojos y expresó: “Bienvenido, Chocho”. #Pet-friendly.

Lo más leído

skeleton





skeleton