No existe ningún país sin delito. El número y el tipo varían, pero hay ciertos delitos recurrentes en cualquier sociedad, como el robo y en delitos graves el homicidio.

La prevención del delito, que corresponde a diversas instituciones del Estado, incluyendo a las policías, es fundamental para su contención.

Como también lo son las políticas económicas, de educación y salud que los gobiernos establezcan para reducir la pobreza, mejorar la salud mental y contar con instituciones capaces de realizar investigaciones profesionales y científicas para el castigo al delito y, no menos importante, la reinserción de los sentenciados.

El Estudio Mundial del Homicidio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) reportó casi medio millón de personas (437,000) víctimas de homicidios dolosos en todo el mundo en 2013. La mayoría (36%) ocurrió en el Continente Americano. Pero la medición más real en cuanto a incidencia del delito es la tasa por cada 100 mil habitantes, que a nivel mundial, según estas cifras, fue de 6.2 en términos generales para toda la humanidad en 2013.

Para darnos una idea de dónde estamos parados en este reporte, la ONU estima que en el año reportado México tuvo una incidencia de 21.5 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, mientras Chile de 3.1 y Uruguay de 7.9.

Esta tasa supera la reportada por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que fue de 15.29 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes en 2013 y de 16.80 en 2016. Para Yucatán, fue de 1.94 en 2013, de 2.50 en 2015 y en 2016 de 2.33.

¿Por qué se comete un homicidio doloso? La ONU identifica tres clases: otras actividades delictivas, homicidio asociado a conflictos interpersonales y homicidio relacionado con motivos sociopolíticos. La ONU llama la atención sobre la alta incidencia de homicidios dolosos derivados de conflictos interpersonales, que en América son una gran proporción, por ejemplo, los que cometen amigos íntimos o familiares y los derivados de disputas por propiedades y venganzas.

Un factor importantísimo en la comisión de un delito doloso es la influencia de drogas y alcohol. En Finlandia y Suecia se han hecho estudios que determinaron que la mitad de los homicidas habían bebido alcohol cuando cometieron el crimen. En cuanto a las drogas, la cocaína y estimulantes de tipo anfetamínico están más vinculados a la violencia que otro tipo de drogas.