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La columna Viernes Cultural y El Transcriptor no creen en supercherías ni en charlatanerías. Ellos beben espresso doble, servido, por supuesto, en tazas de porcelana china, de las dinastías de Shang y Zhou. Hoy a la salud del Dr. Carlos Bojórquez Urzaiz, autor de la columna Vida Universitaria en este Poder de la Pluma, quien es un hombre “sin café ni cigarrillos”.

Que el café es un “brebaje diabólico”, dice Oliver Potzsch, en su novela “La hija del verdugo”; Que la gente dice que no toma café porque luego no puede dormir, en cambio yo dormido no puedo tomar café y que todo el mundo debería creer en algo… yo creo que me haré otro café (en Cafeinómanos anónimos).
En casi todo el continente americano se bebe café, aunque el cafeto sea originario del norte de Etiopía, antes llamada Abisinia, en el oriente de África, sentencian los queridos de los viernes.

¿Otro espresso doble? Sí, exclaman ambos dos (como se dice).

Sin embargo, alerta la columna Viernes Cultural, según la prensa del corazón, beber mucho café reduce desmesuradamente los senos de las mujeres.

“Una reciente investigación de la Universidad de Lund, Suecia, descubrió que hay una relación entre la reducción de los senos y el consumo excesivo de café. El resultado fue que las mujeres que bebían más café tenían senos más pequeños”.

¡Qué horror!, grita el erotómano de su vida, es una tragedia, una desgracia, no pueden ser reducidos o rebajados.
¿Qué pasaría con los bellísimos de Halle Berry, Cristina Aguilera, Mónica Bellucci, Heidi Klum, Pamela Anderson, Charlotte McKinney?
La solución es que, a partir de hoy, ya no más café, sino sólo té.

¿El té, por el contrario, aumentaría el tamaño?
De nada… Saludos… 

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