Descubren vestigios mayas al ampliar carretera en Yucatán

Arqueólogos hallaron en la ampliación de la vía Libre Unión - Yaxcabá 10 entierros que aún conservan ofrendas y vasijas completas con glifos.

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Con cautela, los trabajadores extraen los pedazos de cerámica. (SIPSE)
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Jaime Tetzpa
MÉRIDA, Yuc.- La tierra del Mayab continúa develando sus misterios. En los trabajos de ampliación de la carretera que comunica a Libre Unión con Yaxcabá, los arqueólogos descubrieron 10 entierros mayas en una zona que se considera tuvo una importancia comercial similar a la de Chichén Itzá, Uxmal o Mayapán.

El atlas arqueológico en el área de Xtohil señala que se trata de una zona ceremonial que fue habitada en el periodo Clásico Tardío, es decir, en el año 800 después de Cristo.
Sobre la importancia de este sitio maya, la arqueóloga Zelmy Mariza Carrillo Góngora considera que esta plataforma pudo haber sido ceremonial o tenido algún uso ritual.

“Todos estos montículos son estructuras ceremoniales, pero fueron saqueadas por ubicarse a la orilla del camino, lo cual hace que no se conserven sus piedras de revestimiento, los muros o la arquitectura original”, lamentó.

Se trata de estructuras prehispánicas que no han sido estudiadas, “estamos excavando en zonas vírgenes; el descubrir piezas completas y muchos tipos de cerámica de la misma época, nos arrojará datos muy importantes”.

Junto a las osamentas, los expertos encontraron ollas, cajetes, platos y cerámica con glifos que se prevé arrojen información trascendental para conocer más acerca de la zona, como el año y la región a la cual pertenecen.

Personaje importante

Encontrar ofrendas significa, explicó, que el basamento era especial o que ahí vivió algún personaje importante.

Pero no es todo, se puede revelar el nombre del personaje enterrado o incluso el de la región,
a la cual actualmente se le conoce como Xtohil, pero si en la época prehispánica tuvo otra denominación, los glifos pueden revelarla.

“La cerámica que se encontró en los entierros data del periodo Clásico Tardío. Se encontró obsidiana procedente de Guatemala y del centro de México. En algunos cráneos los dientes no tenían incrustaciones, pero sí algunas deformaciones. Los restos óseos estaban muy deteriorados, pero las vasijas, bastante bien conservadas”, detalló.

En el área se encontraron entierros primarios, que son aquellos cuando una persona muere y es sepultada.

Los investigadores hallaron también de los llamados secundarios, que se daban cuando primero se enterraba al personaje y después se recogían los huesos y los colocaban en alguna vasija o acompañados de alguna ofrenda, lo que actualmente se conoce como exhumación.

Las piezas halladas son recolectadas y se llevan a un campamento en Pisté, en donde se resguarda el material; ahí se limpia la cerámica y posteriormente se traslada al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), delegación Yucatán. Sólo que se determine que esas piezas se llevarán a un museo, serán trasladadas.

“Esta es una de mis mejores experiencias, porque al encontrar vasijas con jeroglíficos, el hallazgo resulta fenomenal. Como arqueólogos, equivale a sacarse la lotería”, apuntó.

Vasijas llenas de oro

La gente del pueblo de Libre Unión comenzó a venir por montones. Teníamos casi 100  visitantes al día. Se corrió la voz de que estábamos encontrando vasijas llenas de oro y todo mundo vino a visitar el área, a ver qué les tocaba”, narró uno de los trabajadores de las obras de rescate de la zona arqueológica en la carretera Libre Unión-Yaxcabá. 
 
María Drucila Can Gamboa, habitante del lugar, comentó que los mototaxis y trictaxis cobraban 40 pesos por viaje redondo para trasladar al pasajero hasta la zona de ampliación de la carretera. 
 
“Mi cuñada dijo que habían descubierto los restos de los antiguos mayas y fuimos para conocer. Otras personas decían que habían encontrado oro, así que muchos llegaron atraídos por la curiosidad”, reveló.
 
Explicó que acudió a la zona en los últimos días de 2012, “y pude ver los huesos de algunos antepasados, que eran cuidados por los trabajadores, porque los arqueólogos ya no estaban en el lugar”.
 
Durante los días de la “fiebre del oro maya”, los arqueólogos se vieron en la necesidad de improvisar pláticas a los inesperados visitantes para dar a conocer los trabajos que realizan en la zona, a fin de evitar que continuara extendiéndose el rumor sobre las vasijas. 
 
Una vez pasada la euforia, el sitio parece volver a la normalidad.

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