José Salazar/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- De acuerdo con estadísticas oficiales, en Yucatán se han diagnosticado este año 20 casos de la enfermedad de Alzheimer (7 hombres y 13 mujeres), cifra menor que la de 2017, cuando al mismo corte (15 de septiembre), se contabilizaban 38 reportes. El año concluyó con 49 enfermos de este mal neurogenerativo.

Especialistas reunidos ayer en el Simposio “Actualidades del Alzheimer”, en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), señalaron que existe un subregistro, por lo que se estima en el Estado más de 200 mil personas padecen el mal de Alzheimer, cifra que se alcanzó rápidamente en los últimos años debido al incremento en la expectativa de vida, que en el Estado es de 75.2 años.

“Jugar ajedrez, leer regularmente, hacer cuentas sin ayuda de calculadoras y utilizar el lado menos hábil del cuerpo son algunas de las actividades que se recomiendan para ejercitar la memoria, lo cual retrasa y reduce la severidad de los síntomas del Alzheimer”, explicó el Dr. Jorge Efraín Salazar Ceballos.

El autor del libro “Entendiendo el Alzheimer: una guía para el cuidador”, indicó que si bien no es posible prevenir la aparición de la enfermedad y sus consecuencias, es importante desarrollar habilidades físicas, emocionales y sociales para mejorar la calidad de vida, tanto del paciente como de quienes lo rodean.

“El paciente y su familia deben acordar junto con el médico la manera de encarar la nueva situación, tomando en cuenta la edad, el avance de la enfermedad, los tratamientos disponibles, las condiciones del paciente y su entorno”, subrayó.

Por su parte, el neurólogo Juan José Méndez Castillo, del Hospital Psiquiátrico de Campeche, mencionó que el Alzheimer es el tipo más común de demencia, que por lo general aparece en personas mayores de 65 años. A partir de esa edad y hasta los 90 la prevalencia se duplica cada cinco años.
Este padecimiento afecta alrededor del 1.06 por ciento de personas en el grupo de edad de 65 a 69 años y la expectativa de vida es mayor en las mujeres. Sin embargo, la prevalencia e incidencia se da en los varones.

El especialista dijo que cuando una persona es diagnosticada con Alzheimer se recomienda intentar disminuir los síntomas sin medicación, para reducir los efectos secundarios en adultos mayores.

Entre las estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas enfermas de este mal, así como reducir la carga de quienes las atienden se encuentran: mantener la salud del paciente en niveles óptimos con actividades físicas livianas y evaluar su confort y bienestar, pues pierden la capacidad de transmitir que sienten dolor o explicar nuevos síntomas.

Al concluir el simposio se le entregó un reconocimiento al Dr. Jorge Efraín Salazar Ceballos por sus aportaciones en materia de Alzheimer, por parte de la Academia Yucateca de Medicina y Cirugía, organizadora del evento.

A su vez, el Dr. Salazar destacó la participación activa en beneficio de los pacientes de Alzheimer y sus cuidadores, de la señora Cristina Reyes, por medio de la Fundación Haroldo.

Detección del Alzheimer

De 1864 a 1910 el neurólogo alemán Aloysius Alois Alzheimer atendió y estudió a Auguste Deter. El Dr. Alzheimer describió las ca- racterísticas de la enfermedad que empezaron a aquejar a la paciente alrededor de los 51 años.

Entre los datos más notorios se encontraban problemas importantes en el pensamiento, el habla y la conducta. En 1906 Auguste D. murió y su cerebro fue examinado por el Dr. Alzheimer. Alrededor de 1910 se acuñó el término enfermedad de Alzheimer, que corresponde a un tipo de demencia que actual- mente representa del 60% al 70% de todos los casos de enajenación en el mundo.

El Día Internacional del Alzhei- mer, que se conmemora cada 21 de septiembre, es ocasión para re exionar sobre una enfermedad que puede afectar a cualquiera. Es necesario, como sociedad, es- tar preparados y contar con el conocimiento de lo que implica, así como profesionalizar lo más posible la labor de los cuidadores, que en muchos casos recae en un familiar por obligación o por amor, pero que desconoce el complejo mundo que implica cuidar a un paciente de este u otro tipo.