El búho que mata gente con su canto

Cuentan que un tecolote aprendió el canto de los muertos para matar a un hombre que quiso desplumarlo, pero...

|
Aún se hacen representaciones en rituales mayas sobre lo que le sucedió al búho Tunkuruchu en una trágica fiesta. (SIPSE)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Mucha gente admira el canto de las aves. De hecho, hay agrupaciones que se dedican a grabar y difundir sus sonidos. Sin embargo, en las épocas antiguas en las tierras del Mayab había un canto en especial que era temido por los indígenas mayas.

Se trata del “Tunkuruchu”, el cual actualmente es mejor conocido como “búho” y es considerada un ave misteriosa que siempre andaba sola entre las planicies de la selva y monte yucateco.

En aquellas épocas se decía que entre el reino de las aves el tecolote o el búho vivía solo entre los árboles y era el ave más respetada entre todas las demás; un día, se hizo una gran fiesta entre las aves más bellas.

En plena fiesta, de pronto vieron las demás aves que llegó el tecolote; muchos se asombraron porque él jamás iba a las fiestas, así que le invitaron a pasar y le ofrecieron el mejor festín y el mejor licor maya (conocido como balché), pero como no estaban acostumbrados al balché y menos el tecolote. se emborracharon y la fiesta se convirtió en una bulla de risas y chiflidos.

Entre las aves se encontraba el “chon” (pavo real), que tenía la cola más hermosa y su cabeza llena de plumas brillantes, igual estaba la chachalaca que era la más ruidosa y se carcajeaba cada vez que se tropezaba.

Muchos trataban de ver cuál era el ave más graciosa incluyendo el tecolote; en eso un hombre maya se acercó y trató de arrancarle unas plumas, pero como revoloteaba no lo pudo hacer; después de eso todos regresaron a sus casas aún mareados de tanto balché, pero el tecolote sintió tanta humillación por el señor que intentó arrancarle las plumas de su cuerpo que se dedicó a pensar por varios días como vengarse de tal situación.

Entonces tras mucho pensarlo decidió entrar al cementerio y aprender el canto de los muertos; de esa forma, a través de un místico embrujo del señor del camposanto (una especie de dios de los cuerpos muertos), aprendió a cantar de esa forma.

De la venganza al castigo al perdón

La noche siguiente, el tecolote se paró en la puerta de las casas y entonó el canto de la muerte; noche tras noche estuvo haciendo lo mismo y se daba cuenta que este embrujo funcionaba pues donde cantaba siempre moría una persona.

Pero su objetivo en realidad era buscar a aquella persona que había tratado de quitarle sus plumas y cuando finalmente lo encontró, lo siguió para ver en donde vivía y así pararse en su ventana y entonar el canto de la muerte; a las pocas horas regresó y se dio cuenta que una vez más funcionó su embrujo, finalmente pudo vengarse pero aquí es cuando vino el problema…

El objetivo del tecolote era solamente buscar vengarse de aquella persona, y creyó que después de hacerlo ya no habría de matar a nadie más, sin embargo se dio cuenta que al continuar cantando se seguían muriendo las personas; una versión señala que regresó al cementerio para intentar hablar con el dios de los muertos pero éste le dijo que ya no había vuelta atrás, que a partir de ese momento siempre moriría alguien cada vez que cantara y esto era como una especie de castigo por su sed de venganza.

A partir de ese momento, hay quienes afirman que se cortó la lengua para ya no cantar y evitar así que murieran más personas, pero al ver esto, el señor de la bondad (el dios de las buenas acciones) lo premió devolviéndole su lengua y haciendo que cante menos.

De esa forma, ya solo moría alguien cada dos o tres días y no varios por noche como antes; de la misma forma hizo que esta ave se acomodara a vivir en el monte para no convivir mucho con el hombre para que así fueran menos víctimas.

Lo más leído

skeleton





skeleton