Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- En el ámbito paranormal o sobrenatural, el municipio de Yobaín, Yucatán, es más conocido por las historias de don Enrique Sierra, el legendario 'sobador', de quien hablamos en meses anteriores, pero hoy platicaré un caso que ocurrió en su cementerio municipal y que es muy interesante.

En el año 2007 acudí por primera vez a este panteón, durante el récord que impuse denominado “100 panteones en 80 días”, y durante mi visita a este sitio dos personas que estaban ahí me contaron la leyenda de “el cobratario”.

Resulta que hace más o menos una década trabajaba ahí un señor que se desempeñaba como cobratario de diversos productos, siempre había laborado en este rubro, aunque en diversas compañías.

Nació y vivió toda su adolescencia en Yobaín, pero al casarse se fue a radicar a Motul, donde encontró trabajo de cobratario.

Una vez a la semana llegaba en su moto a su tierra natal, desde Motul, para cobrar abonos de diversos productos que la gente compraba, como muebles, electrodomésticos, etc.

Lo que ocurrió fue que, una semana después de su última visita a Yobaín, fue otro cobrador el que llegó a recoger los abonos de los clientes y a muchos se les hizo raro, así que preguntaron por el antiguo cobratario (a quien apodaban 'Chumpis'), el nuevo empleado les dijo que lamentablemente había fallecido en un accidente en Motul.

Se despidió

En lo que cubría la ruta, el cobratario llegó a una casa donde una señora le dijo que la disculpara por no haber podido pagarle un día antes.

Extrañado, el cobratario le dijo que era la primera vez que iba esa semana, a lo que la cliente le respondió que se refería al Chumpis, quien había ido un día antes en su moto a cobrarle, como cada semana (los lunes), pero no pudo salir porque se estaba bañando, de hecho, desde la ventana del baño le dijo que la esperara, pero, al parecer, no la escuchó…

El nuevo cobratario le dijo que eso era imposible ya que Chumpis había fallecido en un accidente automovilístico el domingo por la madrugada, a lo que, sorprendida, la señora respondió que no podía ser, ya que estaba segura que lo había visto el lunes, es decir, un día después.

Y ese no fue el único caso que escuchó, ya que a lo largo de su jornada al menos cinco personas más le dijeron que habían visto a Chumpis en la puerta de sus casas, pero que, cuando salían, éste ya se había ido. En todos los casos las personas ignoraban que estaba muerto y todos le pagaron al nuevo empleado, descartándose así que fuera un pretexto para no pagar sus adeudos.

Esto me fue contado por don Moisés Velázquez, el nuevo cobratario, quien vivió en carne propia todo esto: “Yo creo que era tal el cariño que sentía don Chumpis por su profesión que de cierta forma se fue a despedir de sus clientes, lo que me sorprende es que lo haya logrado con cinco personas”.

Y agrega: “Tiempo después pude platicar con sus familiares y me dijeron que lo habían enterrado en su natal Yobaín y que, de hecho, su hermano había vivido una experiencia extraña unos días después de su entierro en el cementerio de esa población.

“Resulta que, justo a la semana de su muerte, su hermano fue a llevarle unas flores al panteón y desde el interior del mismo escuchó que una moto se estacionaba en la puerta del cementerio, lo que le llamó la atención fue que emitía el sonido característico de la moto de su familiar, pero no le dio importancia, pues pensó que a lo mejor era otra moto parecida.

“Sin embargo, unos minutos después vio a su propio hermano difunto justo en la puerta del panteón, lo que le provocó una crisis nerviosa y tuvo que sentarse en el piso por la impresión, lo que considera es que esto ocurrió porque también se estaba despidiendo de él”, finalizó.