Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hace unos días se cumplieron ocho años de la broma que montaron unos estudiantes de informática de la CTM de Mérida.

De acuerdo con la grabación, un día 'x' a las dos de la madrugada, los muchachos jugaban una “cascarita” de fútbol. Uno de ellos fue en busca del balón, que fue a dar tras un poste de luz, cuando de pronto grita “algo me tocó”, asomándose detrás de él un brazo y un rostro que resultó ser una máscara.

Lo curioso del caso fue que, cuando me enteré del asunto (el video empezó a circular de celular en celular y le titulaban los autores “el fantasma del fraccionamiento del Parque) entrevisté a los dos protagonistas de la grabación, es decir, al joven “tocado”, quien es David Espadas, y al que lo grabó, José Alonso, quienes afirmaban que era un fantasma  y después cambiaron su versión a que era un “alienígena”.

La bomba estalló casi un año después, ya que llegó Jaime Maussán a Mérida a dar una conferencia. Una noche antes de su evento, los jóvenes le mostraron el video y al día siguiente lo presentó como “el video del siglo”, asegurando que por primera vez en la historia se había grabado una evidencia “irrefutable” de evidencia extraterrestre y que Mérida debía sentirse orgullosa (enseguida viene una carretada de aplausos del público) por haber sido sede de histórico evento.

Para mi sorpresa, el mismo Maussán dijo al público que no era necesario analizar más el video para confirmar si era real (para mi sorpresa, comentó que solo lo había visto a través de un celular y una computadora común), ya que creía en la buena fe de los dos jóvenes y que le parecían honestos.

Ahí puse en duda su capacidad como investigador, pues ya he aprendido que en este trabajo, cuando un desconocido te da un video, no puedes de antemano suponer que es real sólo porque te parece buena gente.

Chamaqueada al ufólogo

A partir de ese momento Maussan da a conocer en todo el país el video y la gente se “conmociona” con el mismo.

De nada sirvió que le advirtiera que el video era falso (los otros cuatro acompañantes de la noche en que se grabó ya me habían dicho que fue sólo una broma para pasar de celular en celular).

Lo mas penoso vendría semanas después, cuando, enterado de que yo había presentado pruebas de que el video era falso; Maussán se dedicó a injuriarme y ofenderme a nivel nacional, pero esto le salió contraproducente, pues cuando Maussán informa en México que yo estaba diciendo en Mérida que el caso era falso, pero que no tenía pruebas, dos periódicos de circulación nacional me contactaron, me entrevistaron, les presenté mis pruebas y dieron por conclusión que habían “chamaqueado” al ufólogo.

De hecho, pocos días después se realizó una encuesta en el Distrito Federal (ya que el caso del alienígena estaba en boca de todos en ese entonces) y siete de cada diez entrevistados le creían más a mis pruebas, dos a Maussán y uno decía que no sabía a quién creerle, siendo este un serio traspié para el experimentado comunicador a manos de un “desconocido pero profesional provinciano” tal y como lo afirmó el periódico El Universal.

Por último afirmaba que consideraba que el video era real “porque se le hacían buenas personas los autores del video”. Ni siquiera un psicólogo con dos pláticas podría saber si dos muchachos son o no sinceros en determinados asuntos, y Maussán, así, de buenas a primeras, se basaba en la “buena fe” de ellos para afirmar que tenían el video del siglo.

Maussán siempre se basó en lo real del video en que los chavos “parecían ser buenas personas”, lo curioso del asunto es que uno de ellos, David Espadas (el que es “tocado” por el “alien”), un par de años después salió en el periódico porque lo metieron preso, ya que estaba drogado con cocaína y portaba un arma punzocortante durante una manifestación en la Plaza Grande, lo que incluso fue publicado en De Peso, periódico que edita Grupo SIPSE. Y si fue capaz de eso, cómo no suponer que lo era también de hacer un video de broma como finalmente comprobamos.