En el penal aprendió a urdir hamacas, tejer y... sobrevivir

Arrepentido, Jesús Ayala espera su sentencia por delito de robo. Aconseja a jóvenes “a que no se metan en tonterías".

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Jesús Chi Ayala espera 'tranquilamente' su sentencia en el Cereso. (Milenio Novedades)
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Israel Cárdenas/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Si se le diera la oportunidad de volver a robar “lo pensaría un poquito más”, a esa reflexión a llegado Jesús Ayala Chi de 25 años de edad, de los cuales cuatro ha estado procesado por el delito de robo a comercio, y permanece en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Mérida es espera de que el juez determine su sentencia.

En entrevista recordó que hace seis meses fue la última vez que fue llamado a la rejilla de prácticas para ser enterado sobre su situación jurídica, de ese tiempo a la fecha también ha sido esporádica la visita de sus familiares.

“La vida aquí en el Cereso está tranquila, todo tranquilo, hay buena comida, yo llevo una vida tranquila esperando nada más a que termine todo”.

“El proceso jurídico aún está, la experiencia que he tenido durante estos cuatro años ha sido rara y tranquila, uno se acopla aquí”.

Jesús Ayala es uno de los más de dos mil internos del Cereso de Mérida y que ayer presenció la presentación del “Mundialito 2014” al secretario general de Gobierno, Víctor Caballero Durán y cuya réplica del Mundial de Futbol de Brasil arrancará la próxima semana.

Visiblemente de buen humor, incluso bromeó con los reporteros para ser entrevistado, ahí reveló que en los 48 meses en prisión ha aprendido a urdir hamacas y a tejer, también a sobrevivir.

“Nos es difícil sobrevivir aquí, simplemente hay que saber hacerlo”.

La experiencia lo motivó a exhortar a los jóvenes “a que no se metan en tonterías, que la vida de aquí en el Cereso aparentemente puede ser bonita pero no es así, hay que vivir afuera”.

Cuando se le preguntó que cuál es el momento más difícil que ha vivido en esa prisión, Jesús Ayala dijo que tenido muchos pero que no sabría decir cuál. Y al insistirle manifestó que “no me acuerdo, he pasado varios, ahorita no tengo ni idea”.

Dijo que el aprendizaje de vida que tiene en el Cereso es a estar tranquilo y estable como persona, “he aprendido a tener y a cuidar lo mío, el tiempo lo dirá”.

Es soltero, nació en Mérida, no contrató abogado sino que lo asiste uno de oficio, y aunque sus familiares lo visitan esporádicamente está convencido de que pronto saldrá en libertad.

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