Martha Chan/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Comerciantes del Centro Histórico y Paseo de Montejo manifestaron su preocupación por la caída de sus ventas, debido a que, con varios días de anticipación, las entradas de sus establecimientos fueron cubiertas  por gradas, malla ciclónica o toldos instalados para el Carnaval.

Algunas tiendas de artesanías desde el jueves pasado que iniciaron con la instalación de las gradas y mallas, comenzaron a ver las afectaciones en sus negocios, ya que sus fachadas prácticamente quedaron “enjauladas” por las estructuras de metal.

“Las ventas han caído, los pocos turistas que hay tienen que sortear las gradas y todo por el Carnaval; sí antes hacíamos unas cinco ventas en el día ahora solo realizamos dos y aunque se habló con las autoridades del municipio, no nos hicieron caso e instalaron gradas a una semana de que comience las fiestas”, se quejaron comerciantes.

Agregaron que con el Carnaval muy pocos se benefician y las gran mayoría pierde, pero así ha sido durante muchos años y, aunque se ha dicho en diversas ocasiones que se cambiará el derrotero continúa siendo el mismo.

“Al final del Carnaval qué nos deja la aglomeración, sólo fachadas pisoteadas, manchadas con cerveza, orín, vómito y otras cosas, eso nadie no los repone”, indicaron.

Sobre el Paseo de Montejo se colocaran 138 puestos de ventas de alimentos, bebidas y cervezas, mismos que han causado que la imagen del emblemático lugar sufra una transformación radical, al grado que algunos restaurantes, negocios y hoteles resulten afectados.

El dueño del restaurante la “La Reina de Montejo”, Gerardo Díaz Rodríguez, consideró que es una exageración que los toldos con neveras sean colocados con una semana de antelación, pues fueron instalados en un solo día.

“Los toldos oscurecen y cubren los negocios, es seguro que habrá pérdidas  que no se recuperarán fácilmente”, indicó.

Anabel Castillo Minaburú, vecina del Paseo de Montejo, dijo que es urgente que el Carnaval sea trasladado a otra zona, pues ocasiona muchos problemas, sobre todo por el excesivo ruido que se genera en el lugar y porque las entradas de las casas se vuelven estacionamientos.