La leyenda del caballo de piedra en el oriente de Yucatán

El equino atacó a habitantes de Tizimín y Valladolid sin que los hechiceros pudieran hacer nada, ya que decían que era el demonio mismo.

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El caballo de piedra causó temor primero en Tizimín y después en Valladolid. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hoy hablaré de una leyenda clásica de la “Ciudad de los Reyes”, Tizimín, denominada “El caballo de piedra”. Pude investigar y descubrir cosas nuevas y también relevantes con relación a este caso. Pero vayamos por partes:

Cuenta la leyenda que hace muchos años, en lo que hoy es la ciudad de Tizimín, la gente vivió atemorizada por un ser demoniaco y maligno llamado “El caballo de piedra”, el cual, si bien es cierto no atacaba a los humanos sí provocaba mucho miedo, por los destrozos que causaba.

Según la leyenda, se trataba de un caballo de piedra que durante el día estaba petrificado, como estatua en el monte, pero en las noches cobraba vida e iba galopando al pueblo, se metía a las casas a robar comida, destruía las milpas, montaba a las yeguas y atacaba a cuanto animal veía en su camino.

De hecho, varias personas lo habían visto durante estos actos y el animal sólo los correteaba, pero por fortuna no les hacía nada.

Inmune a hechiceros

La gente del pueblo ya no sabía qué hacer, algunos habitantes contrataron a brujos locales y de otros pueblos, pero no pudieron destruirlo y tampoco nulificar el poder del caballo de piedra, decían que era el mismísimo demonio que tomaba posesión de la piedra y que ellos no podían contra eso.

Ante la negativa de los hechiceros, o más bien ante su incapacidad, algunos campesinos decidieron tomar cartas en el asunto pues ya no podían seguir viviendo con temor, sobre todo al ir a sus cosechas dejando a sus esposas e hijos, además de que les afectaba en el aspecto económico porque destruía sus milpas.

Afirmaban que habían visto al caballo petrificado en el monte, ya sospechaban que se trataba del mismo ser que los atacaba por las noches en el pueblo, por lo que armándose de valor decidieron seguirlo y poner fin a este problema.

Pero eso no iba a ser tan fácil, ya que notaban que cada noche el caballo se “petrificaba” en sitios y posiciones diferentes, por lo que temían que al acercarse cobrara vida y los matara. Sin embargo, tras varias semanas de observarlo, uno de ellos se armó de valor y se acercó.

Al notar que no pasaba nada, los demás campesinos se acercaron y entre todos, con hachas y picos, rompieron la cabeza del caballo, la metieron a un morral y se la llevaron muy lejos (en montes de lo que hoy es el municipio de Panabá), ya que les había dicho un brujo que esta era la única forma de acabar con el hechizo.

Pasaron los días y el caballo de piedra no volvió a hacer de las suyas, los campesinos estaban contentos porque pensaban que al fin se habían librado del problema.

Reparece en Valladolid

Sin embargo, si bien es cierto que en Tizimín ya no se volvió a manifestar, meses después algunos lugareños empezaron a decir que el caballo de piedra comenzó a aparecerse en Valladolid (por el rumbo de la comisaría de Popolá).

Las características del equino eran las mismas y con el paso del tiempo se descubrió el motivo. Resultó que uno de los campesinos que fue a destruir el caballo de piedra y que también había ido a Panabá a enterrarlo, regresó al lugar para llevarse la cabeza como “trofeo” a su rancho en Popolá, pero jamás imaginó que por esa acción el caballo cobraría vida de nuevo, pues era como activar de nuevo el embrujo maligno.

Se cuenta que por al menos tres años el caballo de piedra que había causado temor en Tizimín, también lo hizo en Valladolid, hasta que hicieron lo mismo, cortarle la cabeza y enterrarla en un sitio secreto, el cual hasta la fecha nadie sabe dónde se encuentra.

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