El misterio de los cuervos del pozo

Antiguos mayas encerraron en un pozo a las crías de los cuervos que traicionaron su palabra y comieron las cosechas que prometieron cuidar.

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Tras varios años de cautiverio, los pájaros negros salieron del pozo para escapar de la maldición. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- A lo largo y ancho del estado de Yucatán existen muchos mitos, leyendas y misterios, algunos de ellos basados en situaciones reales; los más conocidos, obviamente, son los casos de los aluxes, la Xtabay, los huayes (huay chivo, huay cot, huay peek, etc), sin embargo también hay leyendas que están a punto de extinguirse, ya que no han sido muy difundidas.

Y precisamente de una de esas leyendas hablaremos hoy. Me refiero al misterio de el cuervo del pozo. ¿Ya la conocía usted? 

Según se cuenta, hace varios siglos, antes de que Cristóbal Colón llegara a América eran muy conocidas en la tierra del Mayab las historias del “pájaro malo” o “cuervo”, el cual se consideraba un ave traicionera.

Su origen, afirman antiguos mayas que han escuchado esta leyenda de generación en generación a través de sus ancestros, data de una vez en que el hombre, en su contacto permanente con la naturaleza, quiso “asociarse” con este pájaro para un bien común.

Se supone que en ese entonces algunos mayas habían recibido el don de comunicarse con varios animales, por lo que uno de estos le propuso al cuervo el siguiente trato:

“Animal de dios, te propongo que nos ayudes en las cosechas, con tu ligereza y tu don de poder volar te pedimos que te metas monte adentro y cheques si las cosechas del maíz ya están listas y que nos avises para no dar la vuelta en vano, nosotros a veces tardamos días en ir hasta ahí y muchas veces nuestro viaje es en vano”, dijo el campesino maya.

Y agregó: “A cambio te prometemos que nunca te faltará comida, te curaremos cuando tengas alguna herida y protegeremos tus nidos de los depredadores para que tu especie no se extinga”.

Confiaron en el nuevo aliado

El pájaro negro, casi sin pensarlo, le dijo que sí, que aceptaba el trato, por lo que con alegría el hombre fue con los suyos y les dijo que ya tenían un nuevo aliado y que ya no tendrían que preocuparse por las cosechas y así podrían dedicar un poco más de tiempo a sus familias.

Contentos, prepararon la próxima cosecha y un par de meses después avisaron al cuervo de que ya podía empezar a vigilar la maduración perfecta y que les avisara.

Un grupo de cuervos escucharon atentos y dijeron que sí, que les avisarían en cuanto estuvieran listas las cosechas, sólo les dijeron que por favor les digan los sitios exactos de toda la siembra.

Pasaron los días, y estos fueron los más felices para esa tribu maya, pues los hombres tenían tiempo de dedicarse a otras cosas y de permanecer más tiempo con sus esposas e hijos, pero de pronto pasó una semana más, y otra y la preocupación empezó a cundir.

Un día, desesperados porque consideraban que ya se había cumplido el tiempo de la cosecha, decidieron ir a ver qué era lo que pasaba y cuando llegaron hasta sus siembras, con estupefacción descubrieron que ya no había nada, es decir, se habían comido todo el maíz.

Se vengaron con las crías

Indignados y contrariados no podían creer que los cuervos los habían traicionado, y decidieron tomar venganza.

Juntaron a todos los guerreros y fueron hasta donde estaban los nidos de los cuervos, agarraron a todas las crías y a los huevos y los metieron a un pozo que tenían preparado, para después taparlo.

Se dice que fueron tantas crías y huevos que estos casi llegaban al brocal, el cual fue tapado y sellado de inmediato.

A partir de ese momento hubo un rompimiento total con estos “pájaron negros” e incluso estaba prohibido que los mencionaran. Ese pozo jamás fue abierto de nuevo.

Pasan los años, y en otra población cercana, una niña que iba con su mamá a buscar agua del pozo se dio cuenta que salió en una cubeta un cuervo, completamente mojado y agonizante, y después otro salió volando.

En un instante empezaron a salir decenas de cuervos y de pronto desaparecieron en pleno vuelo, nadie sabía el motivo; los antiguos dicen que eran aquellas crías de cuervos que la tribu vecina castigó varios años atrás.

Hasta la fecha, todavía hay una que otra persona que cuando va a buscar agua en el pozo, lo hace con mucho cuidado, pues cree que en el momento menos pensado puede salir un cuervo de ahí.

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