Resplandece el Dios Kin durante el equinoccio

Miles de personas acudieron ayer a los centros ceremoniales mayas, Chichén Itzá y Dzibilchaltún, para observar el fenómeno.

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El Templo de las Siete MUñecas iluminado en su interior por el Astro Rey. (Milenio Novedades)
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Jaime Tetzpa/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El Sol lució ayer en todo su esplendor en las zonas arqueológicas de Yucatán, donde más de 30 mil personas dusfrutaron en los centros ceremoniales mayas de Chichén Itzá y Dzibilchaltún, el equinoccio de primavera.

Desde temprana hora, dos mil visitantes se dieron cita en Dzibilchaltún, donde a diferencia del año pasado, cuando pesó la ausencia de Kin, el Templo de las Siete Muñecas ofreció a sus visitantes el apogeo de los conocimientos astronómicos de los mayas. Como complemento, el ballet folklorico de  Tinum expuso un bailable de jaranas y vaquería yucateca.

Desde las 3:00 horas, 800 elementos de la Policía Estatal resguardaron las zonas arqueológicas de Chichén Itzá y Dzibilchaltún: 650 elementos en el primer punto y 150 en la comisaría meridana.

Según se observó, cuatro patrullas realizaron rondines de vigilancia desde la entrada de la Unimayab hasta la zona arqueológica. Además, paramédicos y gente de INAH estuvieron al pendiente de los visitantes.

Los antiguos mayas concebían en cuanto a estas fechas el inicio de la temporada de vida y de muerte

Como se informó con anterioridad, el equinoccio de primavera se registró el pasado jueves, pero ayer, en Chichén Itzá, unas 28 mil personas disfrutaron el descenso de la sombra de la serpiente, por la escalera norte de El Castillo. 

Sin problema se formaron los triángulos de luz invertidos que remataron en la colosal cabeza de serpiente, que representan el retorno del Dios Kukulcán, una de las deidades más importantes de los mayas.

Este fenómeno de luz y sombra también se podrá apreciar hoy y mañana en esa zona, donde la pirámide representa el punto de inicio, de origen, el punto donde las fuerzas confluyen, el punto donde el cosmos se ve reflejado.

“Para los antiguos mayas, la pirámide de Kukulkán era un cosmograma, la representación de cómo veían el cosmos, era como traerlo a la superficie de la tierra donde habitaba el hombre, en ese sentido la pirámide era el gran monte sagrado, donde se concentraba el poder del universo”, explicó el arqueólogo Marco Antonio Santos, director de esa zona arqueológica.

Las personas que visitan a Chichén Itzá, añadió, “no llegan en busca de un show, acuden a ver lo que los antiguos mayas concebían en cuanto a estas fechas el inicio de la temporada de vida y de muerte, eso es realmente lo que significan para el México prehispánico los equinoccios y que no tienen nada que ver con las falsas creencias de acudir a las zonas arqueológicas para cargarse de energía”.

Dijo que la costumbre de acudir a las pirámides de los sitios arqueológicos del país, es una tradición reciente, de los años 80, que se puso de moda y que erróneamente se continúa. No obstante, Chichén Itzá brinda toda una experiencia cultural a sus visitantes.

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