Esqueleto de Xoclán aterroriza a estudiantes de Medicina

Tras conseguir en el mercado negro unos restos óseos humanos, tuvieron que ser devueltos al cementerio, a petición del muerto.

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Por 'robarse' un esqueleto, los estudiantes de Medicina vivieron una 'pesadilla'. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hace casi 20 años, era hasta cierto punto común el tráfico de “huesos y esqueletos” en algunos cementerios de Mérida, como el de Xoclán, donde estudiantes de Medicina solicitaban en el mercado negro determinadas partes para su estudios.

Se trataba de esqueletos de la fosa común, o bien de tumbas que nadie reclamaba o que estaban abandonadas, por lo tanto ningún familiar se quejaba.

Fue así como me enteré, hace poco, del caso de tres estudiantes de medicina (hoy conocidos doctores) que tuvieron una experiencia terrorífica.

Por obvias razones no podemos dar a conocer sus nombres, pero recuerdan como si fuera ayer el suceso que a continuación relataré:

“En ese entonces, cuando éramos estudiantes, algunos de nosotros 'nos valían' muchas cosas. Nos gustaba la medicina. pero también las cosas ocultas, de hecho, cuando estábamos frente a cadáveres no faltaba quien hiciera una broma macabra de vez en cuando; en fin, una vez, cuando estábamos en tercer semestre, unos estudiantes más adelantados nos dijeron que cuando necesitáramos un esqueleto sabían quién los vendía y nos dieron un número de teléfono.

"No faltó el loco en mi salón que quiso comprar uno de estos, a pesar de que sabía de que era ilegal y que nos podía causar problemas, pues, además, aun no lo requeríamos para las clases. Pues bien, a las pocas semanas nos llama para que vayamos a su casa (éramos cuatro los fieles cuates que siempre nos juntábamos, ya sea para el relajo o para estudiar) y nos sale con la sorpresa de que había contactado a esa persona y le acababan de llevar el esqueleto.

"Pues esa misma tarde, entre relajo y relajo, lo armamos y le pusimos de nombre “don Chucho” y de broma, uno de mis compañeros le puso un sombrerito y una gabardina; así se quedó en la sala de la casa de mi amigo, quien vivía solo en un departamento, ya que él era campechano y había venido a Mérida a estudiar medicina.

Pide que lo dejen descansar

"A los dos días, nos llama aterrado a nuestras casas para decirnos que por favor fuéramos urgentemente a verlo y, casi entre llanto, nos dijo que el esqueleto le había hablado, se había movido y que le había pedido que lo devolviéramos al panteón porque quería descansar en paz.

"Lógicamente no le creímos nada, pero estaba tan asustado y nos insistía tanto que decidimos darle el 'avionazo' pensando que en cualquier momento nos diría que todo se trataba de una broma.

"Pues bien, nos reunimos ese día nuevamente por la noche, a eso de las 11 y la idea era ir al panteón de Xoclán y dejar en la puerta, al menos, el esqueleto.

"No fue sino hasta que llegamos a ese sitio que nos dimos cuenta que no era ninguna broma (el esqueleto lo teníamos en la cajuela, en una caja de cartón), y pues, no sabíamos qué hacer, pues si nos veía el velador nos meteríamos en un problema, por lo tanto decidimos dejarlo en la mera entrada e irnos de inmediato, pues pensamos que, al ver los huesos, el velador los metería.

"Eso hicimos y nos regresamos a nuestras casas, pero a eso de las 5 de la mañana nos llama todo aterrado para decirnos que el esqueleto estaba ¡de nuevo en su casa! Yo fui el único 'tonto' que le creyó y que se levantó a esa hora para ir a verlo, pues lo escuché muy preocupado, pero, la verdad, que si yo descubría que era una broma, no se la iba a acabar, pero al llegar, con sorpresa veo que el esqueleto estaba ahí, en el comedor de su casa.

"Lo raro del caso es que él no tenía auto (sólo yo tenía) y pues si fuera una broma tendría que haber tomado un taxi, ir hasta el panteón, el cual le quedaba muy lejos (vivía en la colonia México, al norte de la ciudad) y regresar con el mismo, pero no ganaba nada con ello.

Entregado al velador

"Traté de tranquilizarlo y, al día siguiente por la mañana (era domingo), decidimos llevar de nuevo el esqueleto al Xoclán, pero esa vez se lo dimos al velador y le comentamos que nos lo 'encontramos' en la calle. No sé si nos creyó, pero nos fuimos rápidamente antes de que empezara a sospechar, a partir de eso, por fortuna, ya no supimos nada más y todo regresó a la normalidad.

“Aún cuando pasaron tres años y terminamos la carrera, mi amigo asegura que todo eso fue real, y que no se trató de una broma, a partir de eso se volvió más respetuoso con los cadáveres y lo último que supe de él es que ha triunfado como médico en su tierra natal”, finalizó mi entrevistado.

Por otra parte, aprovecho la ocasión para agradecer a todo el público que acudió el jueves pasado a mis conferencias “Noches de Misterios” en el café Chocolate en Mérida y recordarles que debido al éxito obtenido, el jueves 1 de agosto tendremos dos funciones más (8 y 10 pm).

Pueden reservar sus boletos al teléfono 9992 444271 y disfrutar de 25 videos con mis investigaciones paranormales y las evidencias obtenidas en casos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo.

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