Matrimonio unido... en la salud y en la enfermedad

Un acto de amor, el primer trasplante de riñón de 2015 en el Hospital Regional de Alta Especialidad.

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Se prevé que en una semana el donador pueda hacer su vida normal. Imagen de uno de los pasillos del hospital. (Milenio Novedades)
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Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- El lazo de amor se hace más fuerte cuando un ser querido decide salvar la vida del otro; es el caso de un matrimonio que ayer se unió más a través de la donación de un riñón, a la que sin temor se sometió un hombre para ayudar a su esposa a salir adelante. 

Un caso más donde los médicos dejan en claro que se debe perder el temor, ya que una donación en vida, cuando existen las condiciones favorables, no genera riesgo al donante y ayuda a quien lo requiere a recuperar su vida, con sólo pequeñas incisiones, que son como marcas de generosidad.

Se trató del primer trasplante de riñón de 2015 en el Hospital Regional de Alta Especialidad, el donador es un señor de 44 años y la receptora su esposa de 42 años que padece insuficiencia renal crónica y estaba con una terapia de sustitución renal a base de hemodiálisis.

Es un procedimiento simultáneo, en el que primero se realizó la extracción del riñón del donador, denominado en el campo médico como nefrectomía laparoscópica; es decir, incisiones pequeñas, por lo que el paciente en una semana puede estar haciendo su vida normal con los cuidados adecuados.

En la sala donde es intervenido el donador hay unas 15 personas, entre ellos dos anestesiólogos, cuatro urólogos, tres enfermeras, los residentes y el responsable de trasplantes.

La temperatura baja se siente en el quirófano, pero nada escandaloso; se realiza una pequeña apertura, no hay sangre; se trabaja con unas pinzas y todo se va observa a través de una pantalla, así es la nefrectomía laparoscópica, delicada como todo proceso quirúrgico, pero con grande beneficios.

Este procedimiento lleva unas dos horas, explicó el urólogo José Aguilar Moreno.

Posteriormente, los médicos explicaron que se procederá a implantar el riñón en la paciente.

Todo está listo en la otra sala, con un número similar de personal médico preparado, la paciente está anestesiada.

Ella padece litiasis renal o piedras en los riñones y perdió la función de filtrar la sangre y desechar lo que se va produciendo, pero en dos horas y media tendría una nueva vida.

El abordaje para el receptor, a diferencia de su donador, es abierto y se coloca el órgano; la función del riñón se empieza a ver de inmediato, produce orina a los cinco minutos, en promedio, después de implantarse.

La cirugía comenzó a las 9:40, duró dos horas; el trasplante tardó dos horas y media, tiempo en que estas personas hicieron válida la frase: “En la salud y en la enfermedad... y hasta que la muerte nos separe”.

Esta mujer ahora solo tendrá cuidados estrictos para asistir que la función del riñón se mantenga durante 10 días, después se le dará un seguimiento estricto, primero cada semana y después se irán alargando las visitas al médico.

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