La Feria Internacional de la Lectura (Filey) 2017 es un escaparate insustituible de obras y autores que amalgama la presencia de consagrados y noveles o desconocidos literatos. Quienes somos asiduos concurrentes a esta celebración del intelecto y el arte sentimos una emoción especial al caminar por los largos pasillos repletos de libros que inundan con su olor inconfundible el ambiente en el centro de convenciones Yucatán Siglo XXI.

Es también motivo de especial gusto poder toparse en cualquier sitio de la Feria con personalidades de la talla de Juan Villoro, Paco II y Benito Taibo, Carmen Bullosa, nuestra paisana –orgullo yucateco- doctora Sara Poot Herrera, Cristina Rivera Garza –premio José Emilio Pacheco de este año-, premios Alfaguara como Eduardo Sacheri –un bendito de la literatura porque puede vivir de ella, según confiesa-, y así de otros.

También lo es disfrutar la obra de creadores del terruño como Rosely Quijano -premio nacional de fomento a la lectura 2015-, el desenfadado e irreverente Ricardo Tatto, el poeta maya Feliciano Sánchez Chan. En fin un banquete de buenas letras que dan hasta para hartarse.

Este año como colaborador de Grupo Sipse –prensa, radio, televisión e internet- ha sido especial para quien esto escribe porque he tenido la oportunidad de trabajar en las transmisiones desde el stand del corporativo de medios más importante del Sureste y entrevistar a muchos de los arriba señalados.

Entre todos aquellos que han llegado hasta las instalaciones de Sipse en la Filey, un autor sobre todo me ha llamado la atención: el poeta y ahora novelista Jorge Pech Casanova, quien vino a presentar su ópera prima en el género novelístico: Juntos en el infierno, donde recrea desde la ficción uno de los grandes misterios en la vida de Pancho Villa: el destino de la cabeza del Centauro del Norte.

La novela de Jorge, desde hace 20 años avecindado en Oaxaca, fue presentada el domingo 12 en la mañana por los escritores Sergio Salazar y Joaquín Tamayo en una mesa que coordinó la maestra Celia Pedrero y con la presencia del autor.

El tema de Pancho Villa, uno de los más atrayentes personajes de la Revolución de 1910, es hasta hoy discutido y polémico, como casi todos los personajes involucrados en esa gestaque derrocó a otro novelesco individuo, Porfirio Díaz. Jorge lo trata desde la ficción, pero sin traicionar la historia y ese es uno de los méritos de su primera novela.