Le pone brillo a su empresa

Con una propuesta de joyería que se inspira en la mexicanidad, Carolina Cobos sabe que para triunfar debes primero saber qué es el fracaso.

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Las piezas de Carolina Cobos Matos se exponen en el Gran Museo del Mundo Maya. (Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- “Si no sabes qué es fracasar no identificarás el triunfo”, resume la filosofía que rige la profesión de Carolina Cobos Matos, joven emprendedora, quien fundó una marca de joyería, la cual promueve el uso de la filigrana para crear diseños únicos y lograr que tanto en México como en el mundo se aprecie este estilo.

Con conocimiento de la técnica artesanal aprendida en Yucatán y las fusiones alternativas adquiridas en su especialización en Florencia, Italia, Carolina propone colecciones que se inspiran en la mexicanidad y también con elementos universales, a través de su propuesta La Cobos. 

¿Cómo descubriste tu vocación creativa y empresarial?

Desde niña me gustó la joyería, hacía collares de chaquiras, cuentas y lentejuelas, mientras estudiaba italiano. Después escuché que alguien quería estudiar joyería y me enteré que uno se podía formar en esa especialidad, así, a los 15 años, descubrí que ésa sería mi vocación.

En Mérida estudié diseño de producto en la Universidad Modelo, y hace tres años fui a estudiar una especialización de joyería a Florencia, Italia, a la escuela Alquimia. El enfoque de esta institución va más hacia la joyería conceptual, de autor, más que a la comercial. Cuando regresé estaba decidida a vivir de esta actividad, consciente de las implicaciones. 

Con la marca tengo tres años formalmente establecida; estar en tiendas ha tenido aceptación, pero siento que me falta camino por recorrer; estoy en la fase de experimentación, me enfoco en la filigrana y no es tan apreciada aquí como afuera. La intención es rescatar la técnica, con una interpretación más conceptual, más que de joyería de moda.

¿Cómo fue tu proceso de arranque en cuestión financiera?

Entre ahorrar y el apoyo de mis padres para invertir, porque en la joyería el material es caro. Al principio trabajé con artesanos, conozco ese trabajo y sabía que debía pagarles bien, pero no podía sostener la producción, así que me dediqué a desarrollar las piezas, las vendía y las reinventaba, la ventaja es que los materiales que compro son piedras preciosas y no se devalúan. 

¿En qué punto estás frente a la competencia?

Estamos rodeados de un “boom” de diseñadores y joyeros, y prácticamente cada uno tiene su estilo. Lo que afecta al diseñador, en específico de joyería, son los productos chinos, con ellos no se puede competir directamente, por su bajo costo; sin embargo, hay gente que aprecia lo que hacemos, es una especie de competencia indirecta, porque en cuestión de calidad, dedicación, estilo, originalidad y técnica no hay forma perder, ya que es una pieza para lucirse y que sabes que no se romperá o se decolorará, prácticamente para toda la vida.

¿Tu enfoque de producción es de diseños exclusivos o de uso masivo?

Manejo de ambas, tanto exclusivas por encargo, así como piezas de catálogo básicas y colecciones; por ejemplo, la primera fue inspirada en los chiles mexicanos, desarrollado desde una perspectiva moderna y geométrica, y la última que lancé en filigrana, se basó en elementos mayas, de ahí salté a un concepto de una fusión más alternativa, combinando la plata con arcilla, por ejemplo.

¿Estudiar en el extranjero influyó en tu forma de trabajar?

Sí, porque cuando creces acá tienes una interpretación diferente de la vida, y lo reflejas en tus piezas; incluso de mi marca su logo es un chile habanero. Cuando vas a otro país, a ellos les parece ostentoso, se sientes raro, pero a partir de esa experiencia te pones analizar, entender y valorar tu trabajo, a no cerrarme a las diferentes técnicas y usar materiales tan diversos como la resina, incluso el papel. Algo que aprendí fue que uno no vende materiales, sino la interpretación, el estilo.

¿Cómo calificarías tu proceso como emprendedora?

No fue fácil, se tiene que estar pendiente del trabajo las 24 horas, a veces me quedo a dormir en el taller porque hay  encargos muy laboriosos. A pesar de eso, tengo la libertad de decidir cuándo descansar, pero con sacrificios de no salir el fin de semana. Estoy consciente de que uno se tiene que autoemplear y pagar; eres tu jefe y empleado, tienes que sacar el dinero del sueldo, para ahorrar y para invertir; es difícil, pero tiene su recompensa cuando la gente que compra le gusta lo que haces y pide informes, aprecia lo que haces sin conocerte, es la mejor satisfacción. Lo mío es el diseño, la parte de ventas es difícil, y por eso me he capacitado.

¿Cómo te asesoras?

Estuve seleccionada en el programa Incubar de la Secretaría de la Juventud que se desarrolló con la Universidad Tecnológica Metropolitana, allí me ayudaron a realizar el plan de negocios, hacer pruebas, asesorías gratis, de profesionales te ayuda mucho. 

¿Qué lecciones marcaron tu forma de trabajar?

La responsabilidad de que te decidiste por un negocio tómalo en serio, porque de eso vivirás. 
A  los emprendedores les digo que no se desesperen, porque a pesar de los fracasos, se aprende a levantarse, una persona que triunfará es porque ha fracasado. 

Joyas

  • Las piezas de Carolina Cobos Matos participaron en un evento del Bicentenario de la Independencia de México, en el 2010.
  • Actualmente expone en el Museo de la Ciudad, en una galería en Expo joya y vende sus joyas en el Gran Museo del Mundo Maya. 
  • Ha vendido piezas a España e Italia y quiere llegar a más lugares del extranjero, así como el D.F. y Monterrey, Nuevo León, en México.

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