Ya en la pubertad y adolescencia (doce años en adelante), además de lo señalado previamente, hay que considerar la presencia de sentimientos de culpa y vergüenza por parte del afectad@, situaciones que favorecen una baja autoestima.

Igualmente puede haber trastornos alimentarios como anorexia y bulimia, depresión, intentos de suicidio,  o bien la presencia de adicciones como alcohol o drogas.

En la esfera de la sexualidad, puede haber inhibición de la misma o estar presente sintomatología sugerente de alguna infección de transmisión sexual (ITS) o embarazo (una chica que recién empezó a reglar  y se embaraza es de llamar la atención).

Es importante señalar que todo lo mencionado sólo lleva a la sospecha de ASI. Con todo lo dicho, son comprensibles las consecuencias de este evento en la vida de un menor y ellas dependerán de la edad de aquél, pudiendo estar presentes desde cambios de comportamiento, sangrados vaginales y/o rectales, infecciones incluyendo  ITS, embarazos, trastornos alimentarios y adicciones. 

A veces se escucha decir: “Si esto ocurriera en nuestro entorno, nos daríamos cuenta”, pero la realidad es que no es tan sencillo de detectar el abuso sexual, por ello es importante tener claras algunas consideraciones Ahora bien, usted podría preguntarse: ¿Qué hacer ante esta sospecha o cuando un menor dice que está siendo tocado o abusado por alguna persona? Los estudios señalan algo fundamental: si un menor expresa esa situación  SIEMPRE HAY QUE CREERLE.

Me despido deseando a todas las mujeres que son madres, biológicas o no, que este 10 de mayo y todos los días sean reconocidas.