Enfrascados en una lucha por el protagonismo y el posicionamiento político, los diputados locales -sobre todo aquellos con aspiraciones cantadas- de todos los colores e ideologías rindieron sus informes de actividades legislativas con diversos formatos y estilos, reflejando la particular concepción que tiene cada uno de la política y la comunicación.

En esta variopinta colección de informes, hubo quienes se aferraron a la tradición priista, aunque paradójicamente no fueron los diputados del PRI, sino los panistas Fernando Zelaya Espinoza y Mayuli Martínez Simón, ambos aspirantes a la candidatura a la alcaldía capitalina, y Gabriela Angulo y Javier Zetina Tejero, aspirantes a la alcaldía de Cozumel, quienes replicaron el estilo Tricolor al brindar sus informes en parques públicos rodeados de acarreados.

Tan bien aplicaron el libreto priista, que en el informe de Mayuli Martínez se repartieron cientos de tortas y refrescos a los ciudadanos que asistieron, seguramente motivados por el arrastrante carisma de la legisladora, a escuchar su rendición de cuentas, en una práctica tan trillada como criticada, aunque por lo visto sigue siendo efectiva.

Por cierto, hay que apuntar que al menos el diputado Fernando Zelaya juró que no utilizó dinero público para cubrir los gastos de su informe, y que todo lo pagó con recursos propios y de algunos amigos que lo apoyaron.

Con el claro afán de marcar diferencia, el diputado del PES, Carlos Mario Villanueva Tenorio, rindió un austero informe en un salón del Congreso en el que invitó a los medios de comunicación; por supuesto, hizo notar con sutileza la diferencia entre su evento sin parafernalia y derroche y el de sus homólogos blanquiazules.

Los diputados del Verde también rindieron su informe en la ciudad que se ha convertido en el bastión del partido del Tucań, Cancún, con un formato novedoso al hacerlo de manera conjunta, es decir, los cinco diputados de su bancada usaron el mismo foro para dar a conocer sus acciones, que no son muchas que digamos.

En el caso de los legisladores del PRI, Leslie Hendricks Rubio realizó un austero evento en el auditorio del CECyTE de Cancún, y difundió una entrevista en la que presumió su chamba del primer año en las redes sociales.

Por su parte el líder de la bancada Tricolor, Raymundo King de la Rosa, fue inteligente y evitó realizar un informe público temeroso de recibir una lluvia de abucheos, que ha sido la norma en sus últimas apariciones. ¡Vaya contraste con su último informe como diputado federal!, cuando tapizó las carreteras de espectaculares con su imagen usando la “rendición de cuentas” como pretexto para promocionarse.

De todos los informes legislativos, el que mejor cumplió con el propósito de ser una rendición de cuentas a la ciudadanía fue el del presidente de la Gran Comisión, Eduardo Martínez Arcila, quien también rompió el esquema tradicional con un formato diferente, en el que además abrió el micrófono a los ciudadanos presentes para cuestionar y opinar.

El panista Martínez Arcila optó por un informe muy austero, eligiendo como sede el auditorio de la Universidad de Quintana Roo campus Riviera Maya, que es bastante pequeño por lo que el público fue muy reducido.

El mandamás del Poder Legislativo resistió la tentación de hacer un informe masivo, decisión que fue positiva, ya que de haber optado por organizar un evento multitudinario el “sospechosismo” le hubiera hecho ganar sinfín de críticas.

En cambio, el presentar su rendición de cuentas ante un público poco numeroso en un entorno más cercano le abrió la posibilidad de comunicarse con la audiencia, de recibir de primera mano la retroalimentación ciudadana que tanta falta le hace a nuestra clase política.

Y para hacerlo accesible a toda la ciudadanía, utilizó la eficiente herramienta de las redes sociales, difundiendo el video completo del informe para su consulta.

Sea cual sea el estilo del informe, se aplaude que los legisladores den la cara a la ciudadanía, y esperamos que esto no sea motivado solo por la cercanía del proceso electoral y se repita, con el mismo entusiasmo, el año que viene. Ya veremos.