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Ya se ha dicho, la columna Viernes Cultural y El Transcriptor son lectores de periódicos, de libros y de revistas. Prefieren los impresos, informan entre sorbo y sorbo de sus espressos dobles.

Hojean, pues, su tambache de diarios locales, nacionales e internacionales, y reparan que en Estados Unidos se celebra, el segundo lunes de marzo de cada año, el Día Nacional de la Siesta.

Exclaman: ¡Caramba! Es una costumbre ya desterrada en Mérida, no recuerdan desde hace cuántos años. Antes era obligatoria para todos, como acudir a beber cerveza, una “bien fría”, a la “hora cristal”, mediodía de antaño.

Tampoco sabían que existía la “siesta de café”. Según un reporte periodístico, un estudio realizado hace dos décadas, en 1997, señala que “cuando los adultos ingieren 200 mg de cafeína (2 tazas de café aproximadamente) y luego toman una siesta muestran un mejor desempeño”.

En Madrid, ¡olé!, articulan ambos dos (como se dice), funciona una cafetería “Siesta and Go”, que sirve café, dispone del periódico del día y conexión a internet, además de la posibilidad de descansar y dormir cómodamente en una litera o habitación privada.
Esta sí que está buena, comentan los queridos de los viernes.

Así las cosas, se retiran a su hamaca de algodón tipo maya King Size, en donde:

1. Jugarán, como dice la canción, al gallo y a la gallina

2. Beberán sus espressos dobles.

3. Echarán, luego, una siestecita de café.

En ese orden.

De nada… Saludos…n

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