El hambre nos aqueja

Siempre llega por alguna razón información o cifras que lo dejan a uno pensando en una realidad; para mí son escenarios que dan perspectivas que se pueden usar...

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Siempre llega por alguna razón información o cifras que lo dejan a uno pensando en una realidad; para mí son escenarios que dan perspectivas que se pueden usar positiva o negativamente en la vida. Uno de esos casos está relacionado en la lectura que hice del informe anual 2016: retos y avances para la niñez en México que presento UNICEF hace unos meses y que menciona que en México, un tercio de la población -unos 40 millones de personas-, son niños, niñas y adolescentes, de los cuales 21 millones, es decir el 54%,  viven en condiciones de pobreza y 1.5 millones sufren desnutrición crónica. Entonces me cuestiono: ¿cuáles son los retos que implican estos datos?

Me gustaría reconocer primeramente la labor social y alimentaria que hacen los comedores comunitarios y asociaciones civiles que de verdad encaminan su trabajo y recursos en la ayuda de niños. Un claro ejemplo de modelos que deberían replicarse es “huellas de pan”, que día a día contribuye a mejorar el nivel nutricional de los menores y que además suman a los adultos mayores, gran labor, pero sobretodo son de esos proyectos hoy hechos realidad que no deben perderse de vista y que podrían replicarse en todos los municipios de nuestro estado, no sólo por la función social que hacen sino por todos beneficios que se producen como consecuencia de una labor constante.

Una buena alimentación puede disminuir ausentismo y deserción escolar en las comunidades y ofrece una oportunidad de vivir.

Necesitamos seguir contribuyendo con este tipo de asociaciones para que no desaparezcan y también sumarnos para que se fortalezcan. Quizá el primer reto que se tiene es colaborar desde nuestra trinchera con tiempo o con recurso para que más niños sean beneficiados, también se necesita que las empresas no vean como un gasto la aportación sino como una inversión en beneficio de la sociedad.

La apatía es uno de los principales retos a vencer. Por lo regular escucho conversaciones y expresiones de indiferencia hacia los que menos tienen y eso me preocupa porque hemos abierto brechas enormes entre nosotros mismos como sociedad. No todos tienen la fortuna de elegir y aunque no sea la “sociedad” la responsable de estas grandes diferencias económicas, no podemos ser indiferentes, tenemos que ser proactivos. 

Trabajemos por un país con oportunidades, pero donde siempre prevalezca el respeto. 

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