Si hay algo que busco en mis viajes es poder conocer nuevos lugares que me inspiren a seguir mi travesía para ver cada rincón de Yucatán, y, sin duda, el sitio que recorrí este fin de semana llenó por completo mis expectativas: la Hacienda Santa Cruz, ubicada a 10 minutos de la capital del Estado, en la comisaría de Santa Cruz Palomeque. He aprendido de las haciendas que al visitarlas te ves obligado a conocer su historia, esto te hará admirarlas más y apreciar cada detalle que te hará enamorarte más de cada una de ellas.

La hacienda Santa Cruz está rodeada de hermosos jardines, llenos de palmeras, naranjos, flamboyanes y árboles tropicales centenarios, además mezcla con armonía el refinamiento de la arquitectura colonial y la comodidad del siglo XXI.

Ofrece diferentes servicios, desde un tradicional pasadía, durante el cual se puede disfrutar de todas las instalaciones, hasta degustar los ricos platillos regionales del chef; también se pueden gozar las habitaciones equipadas para la comodidad de los viajeros. La hacienda renta sus bellos jardines para eventos sociales.

Durante mi estancia me di la oportunidad de respirar en cada momento un clima de paz y tranquilidad que solo las haciendas yucatecas pueden entregarnos, estar en contacto con la naturaleza y darme un chapuzón en sus dos albercas para mitigar el calor que casi no hace en nuestro lindo Yucatán.

Algo característico de las haciendas son sus capillas, pequeñas pero llenas de belleza a pesar de su aspecto sencillo, con sus altos techos y acabados. Por las noches la de Santa Cruz es iluminada e invita a la reflexión y entre todas sus áreas verdes se pueden apreciar vestigios de antigüedades como un truck, que era tirado por mulas y caballos para transportar el henequén, así como norias y hasta un florido pozo.

Caminar por los andadores de las haciendas, ver los atardeceres en sus inmensos jardines y apreciar su historia es algo que no debes perder la oportunidad de experimentar.