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“Tu gran oportunidad se puede encontrar justo donde estás ahora mismo”, es una frase del norteamericano Napoleón Hill, quien es considerado el escritor de temas de autoayuda y superación más prestigiado del mundo. Y sabía muy bien lo que decía, ya que a él mismo se le presentó la oportunidad de su vida en 1908, cuando entrevistó a Andrew Carnegie, el hombre más rico del mundo en aquella época. En dicha entrevista, Carnegie le reveló al joven Hill que una especie de fórmula para alcanzar el triunfo consistía en identificar en los hombres exitosos las características, cualidades y virtudes que, si podían adoptarse y ponerse en práctica, garantizarían el triunfo de quien lo hiciera.

Así que de inmediato se puso a estudiar la vida personal, laboral o profesional de más de 500 hombres y mujeres que hubieran alcanzado un éxito insólito en sus respectivas profesiones. Durante más de 20 años estuvo recopilando y clasificando información, que luego le sirvió de base para diseñar el curso que lo catapultó a la fama y el éxito.

En el andar por el camino de la vida, constantemente nos salen al paso unas oportunidades que no alcanzamos a reconocer y dejamos pasar, así como otras que tomamos, aprovechamos, y convertimos en brillantes realidades, esos son nuestros éxitos, nuestras conquistas.

Algunas personas piensan que las oportunidades se dan una sola vez en la vida, que no hay una segunda oportunidad; yo prefiero pensar que siempre nos están llegando oportunidades, simplemente hay que saber distinguirlas, lo cual a veces no es fácil; o incluso muchas veces hay que generarlas, que es algo aún mas difícil. De cualquier modo, hay que estar atentos y preparados para poder aprovecharla en el momento que llegue.

Quizás hay unas grandes oportunidades, maravillosas, de esas que llegan a nuestras manos sin haberlas buscado ni merecido,y son fenomenales; esas probablemente sí sean únicas, o por lo menos muy escasas, pero tambien sin duda son peligrosas. Cuando las cosas se dan fácil, sin esfuerzo, por lo general tendemos a creer que así será eternamente, y menospreciamos el valor de merecer las cosas, corremos incluso el riesgo de cambiar nuestra personalidad, el trato y respeto que estamos obligados a ofrecer a nuestros semejantes, podemos convertirnos en personas arrogantes, déspotas, egoístas e injustas.

Por el contrario, hay oportunidades, y esas son las que en mi opinión deberíamos buscar ansiosamente o generarlas nosotros mismos, que no ofrecen todo resuelto, que sí nos brindan herramientas útiles, que se convierten en un valioso punto de apoyo, pero que exigen una mejor versión de nosotros mismos, nos obligan a reinventarnos, a trabajar con mayor tenacidad y a mejorar nuestras capacidades profesionales.

El mitólogo y escritor norteamericano Joseph Campbell decía: “Las oportunidades que nos permiten encontrar más fuerza dentro de nosotros mismos vienen en esos momentos más difíciles”. Búscalas, genéralas, consíguelas, y mantente alerta y en constante preparación, para aprovecharlas cuando se presenten.

 

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