|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Los trabajos de restauración en las zonas arqueológicas tienen su complejidad donde quiera que se encuentren. En el caso de Yaxchilán, el custodio Ángel Novelo nos comenta su experiencia cuando restauraron los edificios 39, 40 y 41 del sitio. Estos tres monumentos están como a 400 metros de distancia del río en terreno escarpado. En la exploración y restauración se empleaba a más de 80 trabajadores, entre maestros albañiles de Oxkutzcab y jornaleros de Oxkutzcab y Tenosique.

El traslado de la arena para preparar el mortero era tarea dura, pues cada uno de los trabajadores, a partir de las seis de la mañana, tenía que acarrear cinco latas de arena que tomaban de río hasta el lugar en el que se encuentran las tres estructuras. Ese era el material para utilizar durante un día de restauración, por lo tanto, esta labor se tenía que hacer cotidianamente. Para aliviar el esfuerzo humano, el acarreo de la arena también estaba a cargo de un señor con sus dos burros. Su tarea era llenar costales de arena que colocaba de dos en dos en el lomo de los burros y los trasladaba hasta el lugar donde se estaba realizando la restauración. Los burros tenían un horario de seis de la mañana hasta las dos de tarde.

El transporte del agua fue otro problema. Pero idearon un complejo sistema de trasiego para llevarla hasta los edificios: se cargaban nueve tambores de doscientos litros cada uno en un volquete y se llenaban por medio de una bomba a gasolina y una larga manguera que tomaba el agua del río. Luego el volquete recorría cien metros a donde se llenaban unos tambos vacíos y desde donde se rebombeaba los siguientes cien metros a otros tambos y luego los tambos vacíos se trasladaban otros cien metros hasta cerca de los edificios y nuevamente se rebombeaba el agua hasta llenarlos.

Por medio de tres estaciones se llevaba el agua para realizar el trabajo cotidiano. Esta aparente complejidad nos da pie de alguna manera para valorar el esfuerzo de los mayas modernos que durante temporadas de trabajo contribuyen a la recuperación de nuestro patrimonio.

Este esfuerzo también les permite acumular conocimiento que los convierte en diestros albañiles ruineros, como se hacen llamar. Estos trabajadores se han apropiado de esta labor, sobre todo los originarios de Oxkutzcab.

Lo más leído

skeleton





skeleton