Cascabel

No obstante, como son reformas constitucionales, su aprobación requiere de la votación de dos tercios de los legisladores.

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Si consideramos que las principales demandas, en materia política, de la sociedad mexicana son quitarle los recursos públicos a los partidos políticos y la reducción del número de legisladores suprimiendo a los congresistas plurinominales, tendríamos que aceptar que el PRI es el único partido que, más que sólo pronunciarse a favor, ha presentado a la Cámara la iniciativa para hacerlo.

No obstante, como son reformas constitucionales, su aprobación requiere de la votación de dos tercios de los legisladores; es decir, de la aprobación de Morena, el PAN y el PRD, lo que parece bastante improbable, pues, a pesar de sus iniciales coqueteos, al final han manifestado su negativa.

Y es que fue la gran tragedia de los sismos del 7 y el 19 de septiembre lo que motivó la discusión, pues AMLO decidió donar a las víctimas el 20% de las participaciones de Morena, a repartir por su partido. Cuando el INE objetó la forma, el PRI entró al quite, encontrando la manera legal de hacer los donativos y ofreció el 25 por ciento; como en subasta, el frente PAN-PRD-MC, pastoreado por Anaya, ofreció el 50%; ya encarrerado, el PRI entregó inmediatamente el 100% de sus participaciones de este año y metió la iniciativa de ley para hacerlo en 2018 y poner fin de manera definitiva al financiamiento público a los partidos y suprimir a los plurinominales.

Cuando vieron que el asunto iba en serio, los demás partidos comenzaron a sacar sus cuentas y, con diversos argumentos, emprendieron lenta pero inexorable marcha atrás.

En primer lugar AMLO, que insiste en repartir algo de sus participaciones mediante un fideicomiso encabezado por sus matraqueros intelectuales Paco Ignacio Taibo y la Poniatowska, exigiendo además la reasignación presupuestal por 360 mil millones de pesos (mmp), 100 veces más que el presupuesto para la reconstrucción, calculado por la SHCP en 36 mmp.

Mientras que Anaya, en un sinceramiento sobre sus expectativas reales de llegar a la Presidencia, argumenta que sin plurinominales el PRI gobernaría sin contrapesos.

Aquí conviene recordar justamente que tanto la reforma política que creó los plurinominales, como la organización de las bases sociales del PRD, ahora Morena, fueron resultado del sismo del 85, derivado de la demanda de representación de las corrientes políticas minoritarias y del manejo de recursos para la reconstrucción de viviendas por parte de sus operadores, como los célebres Dolores Padierna y René Bejarano.

Falta poco para saber el desenlace, pero hay que considerar que no todo lo que se dice en las redes sociales se corresponde siempre con lo que opina la gente, que tampoco es cierto y mucho menos conveniente.

Hizo bien el PRI en ponerle el cascabel al gato.

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