Recrean en 3D cenotes de la Península de Yucatán
Inicia en Quintana Roo el registro digital para una base de datos sobre el Gran Acuífero Maya.
Agencias
MÉXICO, DF.- Bacalar, Chumpón, Carrillo Puerto, José María Morelos, Muyil y Tinum serán las primeras localidades quintanarroenses donde inicie a finales de este mes el registro digital que permita configurar una base de datos sobre los cenotes en la Península de Yucatán.
Se trata de un proyecto de largo aliento que tiene como propósito develar el Gran Acuífero Maya, conformado por unos seis mil cenotes, según cifras conservadoras.
El arqueólogo subacuático Guillermo de Anda Alanís, responsable de dicho proyecto, quien recibió en 2012 el nombramiento anual de la National Geographic como Explorador Emergente, explicó que el “censo” generará videos inmersivos de espacios que dentro de la cosmovisión de los mayas, antiguos y presentes, son un umbral sagrado que posibilita la comunicación de un plano cósmico a otro.
Para comenzar a integrar este gran rompecabezas acuífero, que se distribuye en los 145 mil kilómetros cuadrados, que abarca la Península de Yucatán, dividida en las entidades de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, los especialistas han trazado una primera ruta que empieza desde el sur, en la frontera con Belice, y que abarca 10 zonas quintanarroenses.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para cumplir con esta tarea, se empleará un programa computacional capaz de procesar miles de imágenes fotográficas que se capturan desde varios ángulos.
Ello con el propósito de crear modelos en tercera dimensión (3D) tanto de los materiales como de los contextos que los contienen.
El programa fue creado por el ingeniero de la National Geographic Society, Corey Jaskolski, y fue empleado con buenos resultados en 2013 en el Proyecto Arqueológico Subacuático Hoyo Negro, Tulum, Quintana Roo, que lleva a cabo la SAS desde 2011.
Hasta ahora ha resultado ideal para trabajar en sitios como cenotes y cuevas inundadas, ya que no se alteran estos frágiles ambientes ni los materiales culturales en su interior.
“El software -detalló- traduce la información en puntos digitales. Por ejemplo, de un cráneo humano que forma parte de una ofrenda hallada en el cenote Holtún de Chichén Itzá se obtuvieron más de 10 millones de puntos, una definición que permite observar detalles imperceptibles bajo el agua, como la deformación intencional y las lesiones y porosidades del hueso”, señaló De Anda.
Al igual que lo hicieron con la calavera de este hombre que por sus características morfológicas no es de origen maya, los expertos que también coordinan el Proyecto Culto al Cenote han impreso en tercera dimensión una pieza de cerámica hallada en el mismo cenote de Holtún.
Para Guillermo de Anda, la captura digital de estos elementos tiene un alto potencial didáctico y de difusión.
A finales de mayo, un grupo de arqueólogos, biólogos, geólogos e innovadores tecnológicos, entre los que se encuentra Corey Jaskolski, iniciarán formalmente las tareas del Gran Acuífero Maya, una importante iniciativa que suma los esfuerzos del INAH, la National Geographic Society, la Universidad Tecnológica de la Riviera Maya y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
El Gran Acuífero Maya es un proyecto multidisciplinario que ha iniciado con la localización de sitios en superficie y la toma de muestras de agua en algunos de ellos.
La iniciativa tiene un componente antropológico que busca comprender la relación entre las poblaciones mayas actuales y el cenote, sobre el respeto o no, que se mantiene sobre estos sistemas que son símbolo del inframundo, de la dualidad día-noche, frío-calor, esterilidad-fertilidad y vida-muerte.
Según de Anda, se busca que la información obtenida por el Gran Acuífero Maya complemente en parte el esfuerzo que la Subdirección de Arqueología Subacuática realiza a través del Proyecto Atlas Arqueológico Subacuático para el Registro, Estudio y Protección de los Cenotes en la Península de Yucatán.
Para ello, la SAS proporcionó las cédulas que se utilizan en este tipo de investigaciones y que fueron implementadas por la propia Subdirección en conjunto con la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del INAH.
La idea es contribuir a complementar la base de datos digital ya iniciada por el INAH sobre los cenotes de la Península de Yucatán, una empresa de largo plazo cuya base reside tanto en un sofisticado programa computacional, como en la pericia de los arqueólogos subacuáticos.
“Las reproducciones obtenidas de esta captura de datos podrán usarse en diversas aplicaciones de realidad virtual, como pantallas de cúpula de 360°, museos virtuales, modelos interactivos, en revistas digitales y pantallas de realidad aumentada.
Todas ellas, oportunidades para que el mayor número de personas se ‘sumerja' en el fondo del Gran Acuífero Maya”.