Ramón y chaya, aliados de la lactancia

Desde tiempos remotos en Yucatán se conocen y utilizan estas plantas para mejorar la nutrición.

|
Cuando hubo hambruna en Yucatán en la década de los 40 del siglo XX, los mayas se acordaron que sus ancestros comían ramón y así pudieron sobrevivir. (SIPSE)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Víctor Hugo Lizama/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Es muy frecuente en nuestras poblaciones (sobre todo las más remotas) las mujeres que al dar a luz no producen la leche necesaria para amamantar a sus hijos. Esto se debe a la deficiente alimentación, pero existen dos productos que siempre están presentes en todos los asentamientos humanos: el ramón y la chaya que pueden ayudarlas.

El uso de la chaya dentro de la cocina ha existido desde la época prehispánica "cuando los españoles pisaron estas tierras, les llamó la atención aquel arbusto y los variados usos a él asignados por los nativos. Los recién llegados la vieron como un arbolillo de blandas ramas, con mucha leche y hojas parecidas a las de la berza (col), las cuales eran guisadas y buenas para comer con mucho tocino gordo”. Precisamente, así la describió el mismísimo fray Diego de Landa en las páginas de la Relación de las Cosas de Yucatán.

Con respecto al ramón encontramos que Landa escribió que “existe un árbol que se mantiene verde durante todo el año, y que produce unos higos que consumen los lugareños”. Landa atribuía la gran fortaleza y la capacidad mental de los mayas al fruto del ramón. 

Y quizá esto tenga que ver con el carácter de la gente de esta tierra, pues a diferencia del café que tiene cafeína y produce un efecto de activación, el ramón tiene propiedades relajantes que ayudan a que la gente se sienta tranquila.

Entre 1942 y 1945 una plaga de langosta azotó Yucatán y acabó con las milpas y dejó sin alimento a muchísima gente. Para no morir de hambre recordaron un viejo guiso que se había transmitido oralmente: que la semilla del ramón era uno de los alimentos de los ancestros mayas. 

Entonces empezaron a recolectarla, a cocerla, a hacer harina y tuvieron tortillas y guisos de ramón para comer.

En el Libro del Judío nos encontramos el uso en conjunto de estos maravillosos alimentos: “Se necesita que la mujer tenga una alimentación nutritiva de caldo, sin faltar la sopa de berros y jugo de tomates, leche de burra o de cabra y como complemento todas las mañanas jugo de hojas de chaya y frutos de ramón, y ya en la tarde se muelen las hojas y los frutos ya cocidos y se fríe para comerlo como frijol colado. Se garantiza abundancia de leche materna”. Mi correo es: [email protected]

Lo más leído

skeleton





skeleton