Jesús Mejía/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Visto como patrono de los enamorados y pretexto para festejar el Día del Amor y la Amistad con la cauda de consumismo que lleva consigo su celebración, San Valentín no aparece en el actual calendario litúrgico porque El Vaticano lo eliminó hace 45 años, ya que no hay pruebas fehacientes de su existencia.

Ante un saturado calendario con más de seis mil 500 mártires, en su mayoría romanos, italianos y franceses, el Papa Paulo VI convocó al II Concilio Vaticano y en 1969, con el apoyo de connotados historiadores y teólogos, borró de la lista a más de 40 personajes que eran objeto de culto, pero no tenían razón de ser santos.

Precisamente, el 14 de febrero de 1969 el Papa Paula VI promulgó el Calendarium Romanum Generale  sin los nombres de San Valentín, Santa Bárbara (patrona de los mineros), San Cristóbal (patrón de los transportistas), San Crispín, San Simón de Trento, San Guillermo de Norwich y Santa Catalina de Alejandría. 

Otros eliminados del calendario litúrgico de la Iglesia Católica fueron Santa Verónica, Santa Filomena, San Jorge, Santa Úrsula (una de las mil vírgenes masacradas por los hunos en el año 383) y otros que sólo persistían como personajes legendarios, pero sin respaldo histórico o documental de su existencia.

La revisión del calendario se basó en este principio: “Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los misterios de la salvación, déjese la celebración de muchas de ellas a las iglesias particulares, naciones o familias religiosas, extendiendo a toda la iglesia aquellas que recuerden a santos de importancia realmente universal” (Sacrosanctum Concilium 111).

El padre Marcin Pavel Czyz, párroco del Templo Expiatorio de Nuestra Señora de la Consolación (Las Monjas, Centro Histórico), sostuvo ante sus feligreses esta posición de la Iglesia Católica en torno la inexistencia de San Valentín en su pasada homilía del pasado 10 de febrero.

El padre de origen polaco avecindado en Mérida aludió a un Valentín de Recia como patrono de los epilépticos (que tiene culto en Alemania y es representado con un niño tendido a sus pies), pero reconoció que “la globalización y la mercadotecnia han impuesto a San Valentín tal y como lo conocemos”.

La reiterada narración de que Valentín vivió en la época del emperador romano Claudio, que casaba de manera clandestina a las parejas hasta que fue descubierto y muerto en el año 270, o que era un obispo de la ciudad italiana de Interamna o un mártir romano en Africa, no tuvo el respaldo de los teólogos de la Iglesia Católica.