Servicio Militar, clasificación C

Seguramente el presidente Peña Nieto (como la gran mayoría de los políticos y sus hijos) no cumplió con el Servicio Militar Nacional obligatorio...

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Seguramente el presidente Peña Nieto (como la gran mayoría de los políticos y sus hijos) no cumplió con el Servicio Militar Nacional (SMN) obligatorio; o quizás les tocó “bola negra” (la metáfora está implícita). Quizás por eso envió a la Cámara de Diputados una reforma a la Ley de la materia para prohibir que menores de 18 años puedan realizarlo por anticipado.

Argumenta Peña en su iniciativa, que sin duda aprobará el Congreso de la Unión, que se busca que el Estado cumpla con el principio de interés superior de la niñez, a fin de garantizar de manera plena sus derechos y cumplir con las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño (CRC).

Creada en 1938 y promulgada en 1940, la Ley del SMN declaró “obligatorio y de orden público el servicio de las armas para todos los mexicanos” (varones); en 1942 entró en vigencia y la primera generación de conscriptos la integraron los nacidos en 1924. Desde entonces, cada año miles de jóvenes que cumplieron los 18 años de edad el año anterior y que integran la Clase, así como los anticipados (mayores de 16 años y menores de 18) y los remisos (quienes no cumplieron el servicio en su año) acuden a cumplir esta obligación en las unidades militares, previo sorteo: los que obtienen bola negra quedan a disponibilidad.

A los conscriptos se les imparte acondicionamiento físico, defensa personal y clases de derechos humanos y civismo; se les inculcan valores como lealtad y espíritu de cuerpo y amor a los símbolos patrios, que ayudan a reafirmar sus valores ciudadanos. Además, llevan al cabo actividades de labor social, principalmente en escuelas. Cumplir esta obligación era satisfactorio y exhibir la hoja de liberación era un timbre de orgullo.

¿Es esto malo para los adolescentes? Por el contrario, en estos tiempos en que la responsabilidad, la disciplina, el respeto y otros valores han sido relegados a segundo término, las fuerzas armadas son un gran apoyo para formar gente de bien. De hecho, no pocos se enrolan en la milicia al concluir su Servicio Militar, pues les ofrece una gama de oportunidades tanto de estudio como de trabajo.

Tras la aprobación de la iniciativa, ¿qué sigue?, ¿aumentar la edad para el ingreso a planteles militares y navales? Porque, si de proteger el derecho de niños y adolescentes se trata, entonces la doctrina castrense será más difícil de aplicar en el Ejército y la Armada. ¿Analizará los pros y contras de la iniciativa la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara baja?

Anexo “1”

 De mezclilla y sin instrucción

 Debemos reconocer que el Servicio Militar Nacional ha perdido su esencia, básicamente se trata de servicio social, ya que el adiestramiento con armas pasó a segundo plano. Los conscriptos portan playera blanca, pantalón de mezclilla y gorra con las letras SMN. Además, gran número de jóvenes que llega a los 18 años no cumple con el servicio gracias a que en el sorteo obtienen bola negra que los deja “en reserva”.

Desde años recientes, la Sedena convoca a obtener la liberación de la cartilla en tres meses en sus cuarteles (la permanencia es de lunes a sábado), convocatoria a la que se han sumado jovencitas que realizan el servicio militar de forma voluntaria.

Esta medida busca motivar a los jóvenes a abrazar la carrera de las armas, y sirve al Ejército como primer filtro para seleccionar a quienes tengan aptitud y vocación. De hecho, la Ley del SMN establece que la liberación se puede lograr sirviendo en el Ejército o la Marina un año. Hubo muchos que con esta intención ingresamos a las Fuerzas Armadas… y  nos quedamos toda una vida…

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