Jéssica Saidén Quiroz
MÉRIDA, Yuc.- Casi siempre son aleccionadoras las experiencias de conocer y tratar a quienes habitan en comunidades, con mayor razón cuando se trata de personas que no sólo viven en localidades apartadas y de difícil acceso sino que, además, enfrentan situaciones de salud que se agravan por su condición precaria.

Ese es el caso de María Teresa Cauich Dzul, joven madre de familia de San Antonio Tuc, en Tekax, quien con tenacidad le hace frente a la hidrocefalia que padece su hijo y por esa razón la apoyamos con una cuna para su bebé.

Durante nuestros recorridos en comunidades he tomado nota de casos como éste, en los que uno podría buscar cómo apoyar y, de paso, convocar al apoyo de los demás.

Me enseñaron desde niña a valorar los cimientos y esfuerzos que cada familia hace, por eso también la importancia de escuchar las necesidades de mucha gente cuyas situaciones impactan en nosotros sobre todo cuando somos padres y se enferman nuestros hijos.

Padres y madres de familia quisiéramos que nunca les pasara nada a nuestros hijos y por eso entiendo a las madres cuando me platican sobre alguna situación o alguna enfermedad.

Por ello es que, como siempre suelo hacerlo, busco apoyar a quien lo necesite y tratar de cumplir sueños donde antes no existían.

En San Antonio Tuc, comisaría de Tekax donde han carecido de electricidad y agua potable por más de 20 años, es más factible que las familias se encuentren expuestas a enfermedades y otros problemas.

De ahí me llegó una lamentable noticia: que la joven María Teresa Cauich dio a luz a un niño con hidrocefalia, enfermedad que agrava sus circunstancias de vida.

María Teresa tiene que conseguir los medicamentos cada quincena con un valor de 500 pesos cada uno. Su esposo José Antonio trabaja de lunes a domingo en el municipio de Tekax, donde gana el salario mínimo.

Para ella fue una terrible noticia sin duda alguna lo que ocurrió con la llegada de su bebé al seno de su familia.

Me ha dicho que hubo momentos en donde la depresión la consumía porque no sabía qué hacer.

Aunque claro, ella también me dijo que siempre hay un ángel que Dios nos manda y nos apoya para encontrar alternativas.

La joven mamá de San Antonio Tuc me comentó que ha recibido buen apoyo del alcalde de Tekax, el Dr. José Cohuo y –me expresó- que “por ello como madre que soy le dije qué necesitaba”.

Esta vez, al dialogar con María Teresa, me solicitó una cuna para que su niño Ernesto pueda dormir más cómodo, ya que el médico se lo recomendó. Por eso me imagino lo que ella ha sentido cuando su hijo se encuentra mal y entonces, decidí apoyarla entregándole la cuna.

Sin embargo, no quedo satisfecha sólo con darle ese apoyo; surge en uno el deseo de pedir a más gente que se sume a causas como las de María Teresa.

Nuestro contacto con comunidades siempre nos enseña, en cada visita, que hay mucho en qué ocuparnos para dar lo que podamos.

La generosidad siempre es benéfica para todos, ya que así como donemos con gusto a quien lo necesita, alguien lo hará por nosotros, ni duda cabe.