Valoran testimonio de quienes deciden seguir a Jesucristo

Monseñor Emilio Berlie Belaunzarán dijo que las órdenes religiosas son un regalo del Espíritu Santo.

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El Arzobispo de Yucatán llamó a los católicos a la santidad. (Milenio Novedades)
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Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- En el marco de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Arzobispo de Yucatán, Mons. Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, dirigió un mensaje a los fieles de la Arquidiócesis:

"El Beato Papa Juan Pablo II dispuso desde el año 1997 que en la fiesta de la Presentación del Señor,  el 2 de febrero de cada año, se celebre la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

En este día damos gracias a Dios por las órdenes e institutos religiosos dedicados a la contemplación o a las obras de apostolado;  por las sociedades de vida apostólica e institutos seculares por las nuevas formas de vida consagrada masculina y femenina que son regalo del Espíritu Santo para la Iglesia.

El lema escogido para la Jornada de este año “La alegría del Evangelio en la vida consagrada” está en sintonía con el mensaje central de la primera exhortación apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium, en la que nos dice que “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”. 

Ciertamente, la vocación religiosa sólo se entiende a partir del encuentro personal con Jesucristo pobre, casto y obediente, a quien los consagrados siguen de cerca con radicalidad evangélica.  

La alegría de los miembros de la vida consagrada tiene su fuente en Dios y procede de la fe, que a su vez nace de la acogida a la Palabra de Dios. Como decía el papa Benedicto XVI: El anuncio de la Palabra crea comunión y es fuente de alegría. Una alegría profunda que brota del corazón mismo  de la vida trinitaria y que nos une en el Hijo (Verbum Domini, 123).

Todo dos los cristianos,  especialmente los miembros de la vida religiosa, estamos llamados a ser  portadores de esta buena noticia: Dios nos ama, nos ha manifestado su ternura y su consuelo a través de las palabras y obras de su Hijo Jesucristo.  

Pero sólo podremos ser transmisores de este mensaje si nosotros experimentamos antes la alegría de ser consolados por Él, de ser amados por Él. Esto es importante para que nuestra misión sea fecunda: sentir la consolación de Dios y transmitirla.

Recuerden, queridos hermanos y hermanas, que la fecundidad del anuncio del Evangelio no procede ni del éxito, ni del fracaso, según los criterios de valoración humana, sino de conformarse con la lógica de la cruz de Jesús, que es la lógica de salir de sí mismos y darse, la lógica del amor. Y para esto es de suma importancia la oración, como ha recordado en fecha reciente el papa Francisco a los novicios y novicias reunidas en Roma: “Nuestra misión pierde su fecundidad, e incluso se apaga, en el mismo momento en que se interrumpe la conexión con la fuente, con el Señor. Lo que cuenta es estar imbuidos del amor de Cristo, dejarse conducir por el Espíritu Santo, e injertar la propia vida en el árbol de la vida que es la cruz del Señor. ¡Sean siempre Hombres y Mujeres de oración! Sin la relación constante con Dios la misión se convierte en función. Cultivemos la dimensión contemplativa, incluso en las múltiples tareas y compromisos más urgentes y duros” (Roma, 6 de julio de 2013).  

Alegres con la noticia de que  su santidad ha declarado el 2015 como el “Año de la Vida Consagrada”, imploro la intercesión de la Virgen María sobre todos ustedes y les imparto mi bendición".

Mérida, Yuc., Méx., 1 de febrero de 2014.

+ Emilio Carlos Berlie Belaunzarán
  IV Arzobispo de Yucatán

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