Valorando a su familia, olvida malos momentos

Luego de una infancia fallida, un primer matrimonio tormentoso y dificultades económicas, ahora tiene la llave para ser feliz.

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Discutir y compartir los problemas en familia ayuda a evitar fracturas difíciles de reparar. (SIPSE)
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Agencias
MÉRIDA, Yuc.- Cordial y educada, Luisa sonríe ante cada recuerdo de su vida pasada, existencia llena de trabajo, de niñez fallida y hasta del amor negado, recuerdos que, sin embargo, se disipan con la vívida realidad de formar una familia con sus hijos.

Sus pasos, que por momentos se convierten en zancadas, cruzan calles impregnadas con logotipos oficiales contra la pobreza, los cuales ignora, pues su único objetivo es ir en busca de sus hijos menores de edad, antes que llegue a ellos la delincuencia.

De acuerdo con Notimex, la historia de familia de Luisa no es ajena a la de muchas de sus vecinas, pero es suya: seis hermanos con los que compartió la pobreza; el abandono de la escuela a los 12 años para ayudar a la madre; su trabajo como costurera y luego "entre lugar".

Un primer matrimonio fallido, que le permitió 'titularse' como madre de un hijo varón, hace 19 años, unión que, sin embargo, terminó, cansada doña Luisa Ucán Zaldivar de las infidelidades y abandono de su esposo en el que creyó le ayudaría a superar los momentos amargos de su infancia y adolescencia.

Un segundo encuentro con el amor, varios años después, le dieron la oportunidad de ser madre nuevamente: de nuevo un varón y de una niña, a los que ahora, asegura, comprende y puede educar de mejor manera.

"Hace dos años estuve a punto de dejar todo, a mi esposo porque sentía que no podía más, que por más esfuerzos que hacía siempre estábamos llenos de deudas, de necesidades; nosotros ya no nos entendíamos y los niños eran rebeldes y muy tercos", afirma.

Construyendo Familias

Hace dos años, enfatiza, "llegó a la colonia el programa municipal Construyendo Familias que me ayudó a comprender que la solución a estos problemas está en hablar, en buscar soluciones, en ir creciendo como familia y que los hijos comprendan que nos necesitamos unos a otros para ello".

Con la ayuda de psicólogos, entendí que el ser madre no es sólo preocuparse por dar de comer o saber administrar lo poco que tenemos, sino que tenemos que hablar con los hijos, darle su espacio, pero sobre todo, amarlos y demostrárselos".

Expone que "a veces creemos que nuestra historia y las cosas que sufre uno como madre, esposa y mujer son vivencias únicas, pero la realidad es que a diario nuestras vecinas, nuestros familiares viven estas mismas situaciones y que lo que puedo decir es que la clave para superarlas está en dialogar".

Refiere que "aún tenemos muchas necesidades en la casa, ahora hemos aprendido a platicarlas y buscarles soluciones, por ejemplo, ahora vendo plata y perfumes que nos ayudan a ir pasándola lo mejor posible, además de que los niños se han vuelto conscientes y ayudan en los quehaceres de la casa".

Sin embargo, doña Luisa guarda un sentimiento de impotencia en su corazón, "mi hijo mayor quería seguir estudiando, gracias a Dios terminó la prepa, pero no pudo seguir, él deseaba estudiar para laboratorista dental y para ello tenía que irse a estudiar a Guadalajara".

Se dio cuenta que no podíamos pagarlo y decidió ponerse a trabajar, es ayudante de mecánico y eso es bueno, porque se alejó de la calle, donde estaría expuesto a convertirse en un ladrón o un drogadicto.

Refiere que "mis hijos han sentido ese cambio y hasta ellos buscan resolver sus diferencias mediante el diálogo y para una madre, que no ha sido la mejor del mundo, eso te llena de alegría, pues sabes que mañana van a ser personas de bien, a pesar de las circunstancias en las que hoy vivimos".

Su mirada se clava en las reja metálica de la escuela, mientras espera la salida de sus dos hijos menores, sonríe de nuevo y agradece: "hoy tengo una bonita familia, unos hijos amorosos y un esposo -creo que fiel- pero sobre todo, somos una familia donde nos ayudamos unos a otros, un regalo que no supera a ningún otro", resalta.

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