Yucatán se queda sin madera: depende de otros estados

La producción no cubre la demanda del mercado local, fabricantes de muebles yucatecos tienen que comprarla a otros lugares del sureste.

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La actividad en los aserraderos disminuyó drásticamente en los últimos años. (Milenio Novedades)
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Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- En Yucatán, la industria maderera se resiste a morir, pese a que la producción ya no cubre la demanda del mercado local y, por tanto, los fabricantes de muebles tienen que comprarla a un costo más elevado en Quintana Roo, Tabasco, Chiapas y Campeche; por si fuera poco, abundan las empresas que venden mobiliario prefabricado con maderas “técnicas” o comprimidas. 

Una década y media después de haber 15 aserraderos en la entidad, hoy sólo quedan ocho que generan, como máximo, tres mil empleos. 

El director general de la Cámara Nacional de la Industria Maderera (Canainma) en Yucatán, Arturo Marroquín Alejandre, señaló que la situación se debe, en gran medida, a la falta de apoyo de las autoridades.

“Tenemos una Comisión Nacional Forestal (Conafor) que invierte mucho en materia de protección. Las áreas forestales tienen el apoyo del Gobierno Federal, pero la parte intermedia, la de abasto, la del proceso de transformación, está olvidada”, detalló.

No obstante, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) elabora programas para impulsar el potencial maderable con la intención de recuperar el estatus que hubo hace 70 años en Yucatán.

Con estos programas esperan lograr un aprovechamiento de tres mil metros cúbicos de caoba en 2018 y se pretende que ese volumen llegue a 20 mil m3 en 2028, debido a la aplicación de nuevos lineamientos.

Pero los productores yucatecos ven otro problema, consideran que en 10 años enfrentarán una competencia para la cual no están capacitados: la llegada masiva de productores chinos. “Se establecerán en la Península y crearán una industria forestal, mientras nosotros no tendremos posibilidades de competir”, prevé.

En Yucatán, la mayoría de las especies de uso comercial ya fueron extraídas

Recordó que en la década de los 90 había 15 aserraderos en la entidad, hoy sólo quedan ocho, debido a la falta de abasto y la competencia con el mercado nacional e internacional. 

Actualmente, la Cámara de la Industria Maderera cuenta con 120 socios, entre productores y carpinteros, aunque aún hay poblaciones, como Tecoh, en donde el 80 por ciento de la gente se dedica a la construcción de muebles de forma artesanal.

Respecto al abasto, indicó que en la entidad existen bosques de selva baja, en donde la mayoría de las especies que son de uso comercial ya fueron extraídas; pese a que hay bosques en recuperación, no son suficientes.

“El término de maderas preciosas se dio por los años 40, hubo una explotación forestal muy grande en el Estado y en gran parte de Quintana Roo, de donde se extrajo mucho cedro rojo”, recordó. 

“En aquel tiempo había tal cantidad de madera que se crearon unidades de explotación forestal y Yucatán tuvo una industria pujante en el Sureste, pero con la Reforma Agraria y el reparto de la tierra se crearon los núcleos ejidales y la vida del campo cambió, surgió la producción agrícola y ganadera, las cuales terminaron con el sistema de producción forestal”, señaló.

El establecimiento de plantaciones comerciales ganó terreno, y otro factor fue que la producción forestal tuvo un sistema “tipo minero”, que consistía en “sacar y sacar” el recurso natural, pero no se renovaban los bosques, lo cual provocó la actual situación de la industria maderera. 

Sin embargo, dijo, hay mucha madera que se produce en la entidad, pero de manera particular: en el traspatio. La gente deja que crezcan sus árboles de cedro como un sistema de ahorro, pero la gente no lo vende hasta que tiene alguna urgencia económica.

“Hace 10 años llevamos una estadística de cuánto se autorizaba en ese sistema de traspatio; la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales autorizaba la explotación de unos cinco mil metros cúbicos al año, aunque en realidad se corta, por usos y costumbres, hasta tres veces más; es decir, que había una producción de 15 mil metros cúbicos en el Estado”, afirmó.

Cuestionado sobre la tala clandestina, apuntó que seguirá existiendo, “ya que tenemos una ley diseñada para una cultura forestal que no existe, porque nos manejamos por usos y costumbres”.

Advirtió que en Yucatán la gente tiene terreno y lo usa para la milpa, “siembra dos o tres hectáreas, pero su madera termina por convertirse en ceniza, ya que si la gente intenta llevarla a un centro de producción, la corta sin permiso y, en caso de ser detectado por las autoridades, por cometer un delito ambiental tendría que pagar hasta con cárcel”. 

Sin capacitación
  • En Yucatán, los productores carecen de una línea de capacitación, así como de una orientación de mercado o empresarial para elevar la competitividad.

El costo

El consumo de madera se encuentra relacionado con el diámetro y forma de los trozos a procesar, la clase y su calidad, el patrón de corte y el tipo de sierra empleado para transformar la materia prima.

Se puede consumir mucha madera en rollo y que la eficiencia para producir tablas sea baja. La capacitación de los empleados es importante, pues de nada sirve contar con la maquinaria adecuada y las mejores sierras, si no se maneja de forma adecuada la tecnología.

El buen aprovechamiento de la materia prima es importante para la industria forestal, ya que alrededor del 50 por ciento de los costos corresponden a la madera en rollo, por lo que la eficiencia en su transformación es importante para las empresas.

El costo de la madera en pie depende de factores como el nivel de integración industrial en la zona, la accesibilidad de las áreas bajo aprovechamiento y las características socioeconómicas de las mismas; en zonas tropicales los precios se fijan con un tabulador, que incluye utilidades y derecho de monte (precio de la madera en pie) como variables negociadas entre comunidades productoras; estrategia que encarece la madera. 

Sólo un permiso para  el aprovechamiento comercial de cedro

En la entidad existen 326 Unidades de Manejo Ambiental para la conservación y el aprovechamiento sustentable de la vida silvestre (UMA), de las cuales unas 85 son de flora; el resto para fauna, ecoturismo y algunas son criaderos intensivos.

Actualmente, sólo una UMA cuenta con autorización para el aprovechamiento comercial del cedro, informó Salvador Canul Dzul, jefe del Departamento de Recursos Naturales y Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), delegación Yucatán.

El funcionario explicó que se habían autorizado dos UMA, pero una cerró debido a problemas legales. Sin embargo, dijo, sumando el nivel de aprovechamiento de ambas no rebasan los 200 metros cúbicos, ya que en una querían aprovechar 50 árboles, mientras que en la otra 150, lo cual no es mucho.

El especialista indicó que pese a que en Yucatán hay muchas maderas comunes tropicales, las más codiciadas son el cedro y la caoba, consideradas como preciosas.

Respecto a la superficie de cedro que aún existe en la entidad, explicó que se desconoce, ya que ni siquiera lo tiene el Inventario Nacional Forestal.

Añadió que ahí es donde surge la polémica. “Para mucha gente es obvio que ya no hay la cantidad de cedro que teníamos porque se sobreexplotó, y al no haber una zona de vegetación compacta -de cedro-, los especialistas en botánica determinaron protegerlo”.

“La mayor parte de lo que se maneja en la entidad se destina a la producción de carbón, ya que hablamos de otro tipo de madera, pero no para la industria; este año se otorgó autorización para tres aprovechamientos de subsistencia, con un volumen de 20 m³, lo cual es poco”, explicó.

Respetuoso
  • El campesino yucateco es muy respetuoso y también temeroso, lo cual favorece a que evite cortar un árbol sin permiso de la autoridad, señalaron funcionarios.

Vive entre bonanza y amenaza

Emilio Alvarado Pacheco dedicó 50 años a la industria maderera y es testigo de los cambios que ha sufrido este sector: disfrutó la época de bonanza, cuando el cedro era abundante en Yucatán y se explotaba indiscriminadamente; hoy, su negocio se mantiene porque tuvo la visión de diversificarlo.

Por ello, puede “cortar” maderas que le lleven o producir muebles sobre diseño, que alcanzan hasta 50 mil pesos, pero sabe que en el mercado hay una amenaza permanente: las empresas que venden muebles prefabricados.

Señaló que la competencia surge cuando dos empresas del mismo giro están en igualdad de condiciones, pero considera que no es el caso, ya que ellos producen muebles heredables, no desechables.

Enfatizó que la tendencia de las muebleras es la producción de mobiliario con vida útil por determinado tiempo, luego hay que cambiarlos por seguir a la moda o porque ya sufrieron deterioro.

Agregó que la Riviera Maya sostiene por momentos a la industria, porque vende una buena cantidad de sus artículos a empresas, fábricas, hoteles, restaurantes y escuelas de la zona, lo cual ha permitido que algunos madereros aguanten la caída en sus ventas en algunas temporadas, pero también cuentan con mercados alternos como Chiapas, Oaxaca y Veracruz.

Sin embargo, muchos socios de la Cámara Nacional de la Industria Maderera (Canainma) en Yucatán cerraron por el desabasto de materia prima, ya que de las 240 compañías que hubo hace algunos años sólo quedan 120 socios. 

Desaparecieron
  • El desabasto de materia prima propició la desaparición de muchos socios que encontraron otras alternativas de subsistencia.   

Especies de madera

En Yucatán, las especies tropicales que se aprovechan son principalmente las especies comunes, mientras que las maderas preciosas, término empleado para referirse a la madera de Swietenia macrophylla caoba y Cedrela odorata cedro rojo, se producen en menor escala.

La principal especie forestal comercial es el cedro rojo, debido a que tiene alta demanda a nivel nacional e internacional como madera preciosa, según el Diagnóstico de la Industria Forestal de Transformación Primaria del Sureste Mexicano.

La segunda especie comercializada es Swietenia macrophylla (caoba), otra madera preciosa de alta demanda. También se han establecido en la región especies exóticas como Tectona grandis (teca) y Gmelina arbórea (melina). Otras especies comerciales son: Cordia dodecandra (ciricote), Brosimum alicastrum (ramón) y Enterolobium cyclocarpum (parota), las cuales son empleadas en la construcción, como postes y morillos y elaboración de vigas.

Ley general de la vida silvestre

  • La Ley General de Vida Silvestre establece el aprovechamiento de la flora y fauna, así como las condiciones bajo las cuales se puede llevar a cabo su aprovechamiento, y señala que las especies de flora que estén contempladas por La Norma Oficial Mexicana (NOM) 059 deberán ser protegidas. Las autoridades crearon cuatro rubros para preservar las especies maderables:
  • Extinta del medio natural.
  • En peligro de extinción.
  • Especie amenazada.
  • Protección especial. 
  • El cedro se encuentra en el cuarto rango de esa clasificación.

Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable

  • Esta ley regula todo el aprovechamiento de la flora, e incluye todas las especies maderables, entre las que se figura la caoba, con la cual no hay problema.

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