'Viejos' de 2014 aguardan pacientes su hora final

En Yucatán, la primera 'noticia' de la quema de un muñeco como símbolo del año que termina data de hace 30 años.

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Los tradicionales muñecos 'de Año Viejo' esperan 'pacientes' la hora final. La tradición de quemarlos tiene unos 30 años en Yucatán. La imagen corresponde a piñatas que cumplen el mismo propósito que los muñecos. (Notimex)
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Agencias
MÉRIDA, Yuc.- Miles de “viejos” aguardan pacientes en las puertas de cientos de hogares yucatecos a que llegue el momento de arder y estallar para despedir el año que se va y recibir con todas las luces y estruendos posibles el arribo de un año nuevo.

La llamada “quema del año viejo”, muñecos de trapo elaborados a mano y que son rellenados con un arsenal de explosivos, se ha convertido en una de las tradiciones más arraigadas de los yucatecos para despedir el año que termina.

Se desconoce el origen de esta costumbre, aunque se menciona que la tradición de “reventar viejos” proviene de países como Perú y Ecuador, misma que se extendió a otras zonas del continente.

Según datos recabados, en Yucatán empezaron a verse “viejos” en las puertas de las casas esperando a ser quemados desde hace más de 30 años, con muñecos elaborados por los vecinos, quienes colaboraban con la ropa y con una aportación económica para las 'bombitas' y cohetes para rellenar el “cuerpo”.

En la actualidad es posible comprar un “año viejo” hecho, los cuales se ofertan entre 300 y mil 500 pesos, según el tamaño y el tipo de artefactos explosivos con las cuales son rellenados.

De igual manera, a los tradicionales “viejos” se suman piezas que representan a algunos personajes de la política, los cuales son vendidos a precios más altos que los “viejos normales”.

Piñatas explosivas

La tradición ha dado pie a que incluso algunos fabricantes de piñatas elaboren piezas del “año viejo” que aunque el objetivo es que sean llenadas con dulces, muchos las usan para meterle explosivos y reventarlas.

José Eduardo Pech Cárdenas y Juan ignacio Chablé Kini, empleados del negocio “Piñatas Domínguez”, indicaron que desde hace varios años elaboran piñatas con la figura del “viejo”, las cuales empezaron a popularizarse para reventarlas.

“Las hacíamos para que la gente las rompiera. Pero las empezaron a usar para llenarlas de bombitas, petardos y tronadores y como son de papel, pues encienden más rápido y eso parece que le gusta a muchos”, detalló a Notimex.

Apuntó que elaborar una piñata es un trabajo que requiere de varias horas, pues primero se hace la base y luego se pone a secar al sol varias horas para posteriormente iniciar el decorado, proceso que puede tardar hasta dos días, dependiendo de las condiciones del clima.

“Uno sabe que las van a destruir ya sea a golpes o con explosiones, así que pues cada quien le puede dar el uso que considere”, añadió.

'Viejos' de tres meses

Por su lado, Rosa Polanco de Canul, quien desde hace ocho años se dedica a la elaboración de los “viejos”, los cuales vende a 750 pesos cada uno y para tenerlos listos para estas fechas, dijo que su familia y ella tienen que empezar a trabajar con tres meses de anticipación en los mismos.

Refirió que los elaboran con un proceso especial para que cada pieza tenga una altura de más de 1.70 metros y son rellenados con petardos, cañones, todo tipo de luces y cohetes, así como las tradicionales palomas, chifladores, entre muchos otros.

Recordó que desde hace más de 30 años su familia tiene la costumbre de reventar a su “viejo”, tradición que ella aprendió de su suegra y que al observar que la práctica empezó a extenderse, decidieron dedicarse a su fabricación.

“Hoy es un negocio familiar que por fortuna ha logrado mantenerse, y que por lo que podemos ver, se puede mantener muchos años más pues la quema del ‘viejo’ ya forma parte de las tradiciones de año nuevo”, afirmó.

Aunque los yucatecos también suelen comprar ropa interior de colores, sacar sus maletas, comer 12 uvas y hacer otros rituales comunes de los mexicanos en vísperas de un nuevo año, es la “quema del viejo” la que une a muchas familias.

Los integrantes de la familia se juntan y conviven en torno a un evento (la quema del “viejo”) que representa el final de un ciclo y el principio de una nueva historia por venir.

(Información de Tomás Martín/Notimex)

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