Yucatán, la tierra prometida... para hacer negocios

Datos del primer trimestre de 2013 revelan que en el Estado hay casi siete mil personas de origen foráneo.

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El cónsul honorario de Francia, Mario Ancona Teigell, habló de lo atractivo que es Yucatán para los europeos. (Milenio Novedades)
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Ana Hernández/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Cada año, miles personas originarias de diferentes países buscan en Yucatán un empleo y fortalecen o inician algún negocio, cuyo sello de éxito se basa por lo general en la demanda que tienen sus productos de origen entre sus paisanos y en los consumidores locales e internacionales.

El cónsul honorario de Francia en Yucatán, Mario Ancona Teigell, señaló que si bien la entidad es una tierra promisoria para las inversiones externas, aún falta mucho para simplificar los trámites para la apertura de negocios, situación que ocasiona que algunos inversionistas desistan.

En cuanto a los que buscan trabajo en la entidad, las autoridades de Migración revisan a detalle los documentos de la empresa que apoya la petición del extranjero; en los últimos tres meses la delegación del Instituto Nacional de Migración (INM) ha recibido 68 solicitudes y sólo ha autorizado 10, algunas han sido rechazadas al comprobarse inconsistencias entre la compañía que los trae y el interesado.

En sentido contrario, los descendientes de extranjeros suelen tener más alternativas de desarrollo, como los de coreanos que llegaron durante la época del “oro verde”: hoy sus nietos tienen la oportunidad de viajar a esa nación asiática para capacitarse y especializarse para, en un futuro, trabajar en alguna de las tres empresas líderes que tienen representación en la entidad: Samsung, LG y Hyundai.

De acuerdo con los censos de población, vivienda y migración que aplicó en 2005 y 2010 el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), el menor número de inmigrantes extranjeros son originarios de Oceanía y Africa, y en mayor número de América, Europa y Asia.

Cabe indicar que las embajadas de países con sede en Yucatán organizan fiestas anuales que les permiten a sus ciudadanos, que radican o se han nacionalizado mexicanos, celebrar las fechas importantes de sus naciones de origen. Cada grupo conmemora días especiales que incluso comparten con algunos yucatecos.

Los datos del primer trimestre de 2013 sobre población de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo en Yucatán, indican que  de los dos millones 29 mil 946 habitantes que la entidad tenía en ese momento, dos millones 23 mil 17 eran mexicanos, los demás, extranjeros.

Reportes de las autoridades señalan que algunos extranjeros alternan su tiempo entre su lugar de residencia original y Yucatán, otros, sobre todo jubilados, aprovechan a viajar, de acuerdo con sus prioridades e intereses.

Ecoturismo

La inversión de los franceses en Yucatán impulsa empresas de desarrollo ecoturístico, generación de energías limpias, rescate de haciendas e incluso negocios tradicionales en la entidad, señaló el cónsul honorario de Francia.

El entrevistado explicó que inversionistas de ese país europeo rescataron la hacienda de San José Chakán, que ahora tiene un campo de golf y comercializa terrenos con empresarios de esa nación o inversionistas locales y nacionales, ya que considera importante detonar la zona.

Otra empresaria especializada en espectáculos que promociona festivales de primer nivel se llevó  a Francia a artistas yucatecos; una más rescató el Bar la Negrita que había cerrado y le cambió un  poco el concepto, por lo cual este lugar por las noches funciona como restaurante, dijo Ancona Teigell, quien también es coordinador del cuerpo consular en Yucatán, lo que le permite ser representante de los ciudadanos extranjeros en tres consejos estatales.

Comentó que en México hay unos 20 mil franceses; los empresarios generan más de 90 mil empleos en el país, 500 se ellos radican en Yucatán, la mayoría está en el centro del país, porque están dedicados a industria pesada o semipesada, sector que no es un detonante de Yucatán.

En esta entidad lo que impulsan es el turismo ecoturístico, pero permitir el desarrollo de las comunidades donde se realizan estas actividades, se apoyan en los principios de turismo sustentable, además lo hacen porque son grandes admiradores de la cultura maya.

Otros invierten en el reciclaje de productos con los cuales elaboran muebles u otros artículos funcionales; en energías renovables e incluso en el ferrocarril.

Ancona Teigell explicó que México importa de Francia helicópteros, vacunas, mobiliario médico y quirúrgico, productos de belleza y aviones como el Airbus. Las empresas francesas presentes en México son Danone, Michelin, Sanofi Adventis y otros trabajan con Pemex.

Mientras que México comercializa jeringas, aguacates, USB, partes de reactores, tequila y cerveza de malta, entre los principales productos. 

Dijo que aparte de los trámites no hay nada más, la cultura de Yucatán cautiva a los franceses.

Capacitación y especialización

Tras décadas de ser un país con problemas financieros, Corea se ha convertido en una potencia económica y abre sus puertas para que los descendientes de los primeros migrantes a América retornen a ese país para capacitarse y especializarse en algunas de las tres empresas que tienen representación en Yucatán.

En el Estado hay representantes de Samsung, LG y Hyundai, que en colaboración con autoridades de ese país asiático han acordado apoyar a los descendientes de los migrantes coreanos, y a los jóvenes de 18 a 24 años interesados en prepararse en esas industrias, para que cuando se abran las vacantes se les considere para ocupar los puestos.

Genny Chans, directora del Museo de la Inmigración Coreana en Yucatán, comentó que su país, aquejado por la violencia y explotación de los japoneses, luego de la guerra que esa nación asiática tuvo con Rusia, cuando iban de regreso a la tierra del Sol Naciente maltrataron al pueblo coreano.

Esta situación ocasionó que muchos habitantes buscaran un mejor lugar para vivir, y en medio de ese temor y confusión aceptaron “empleos, mejor pagados” por cultivar una planta de fácil manejos, pero desde que desembarcaban eran esclavizados.

En este punto de la historia que recrearon con las narraciones de sus abuelos, Genny Chans comentó a principios de 1900 los hacendados que explotaron el cultivo del henequén necesitaban manos, y la población en la Península no era mucha luego de las bajas por la Guerra de Castas, así que el holandés John Meyers, quien tenía nacionalidad británica y se hizo socio de un japonés Terutake Jinata, vieron la oportunidad de hacer negocio con el tráfico de personas.

“En 1903 y 1904 trajeron a más de mil chinos en cada viaje con la promesa de trabajo garantizado con buen sueldo por tres años, al percatarse de la situación, las autoridades de China le negaron los permisos para hacer ese reclutamiento laboral, así que cuando necesitó más gente, Meyers llegó a Corea”, explicó.

Comentó que Meyers, hizo tratos con una autoridad y aprovechando su nacionalidad británica, en 1905 obtuvo los pasaportes que permitió la salida de los coreanos con destino a Yucatán, entre ellos sus abuelos. A pesar de no conocer el idioma español, entendieron que habían sido vendidos, pues sus “sueldos” de tres años que decía su contrato, ya lo habían pagado a Meyers.

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