José Salazar/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Expresiones como “el lunes comienzo la dieta”, “a partir del primero de enero comenzará mi dieta y haré ejercicio”, “después de la rosca de Reyes comenzaré a cuidar mi alimentación”, “este año voy a dejar de fumar”, “año nuevo, vida nueva: dejaré de beber”, “este año sí voy a ahorrar”, “es tiempo de dedicarle más tiempo a la familia” y “ahora sí me voy a comprar un auto” son comunes de escuchar en estos días. Se trata de los llamados “propósitos de Año Nuevo”.

No obstante, ocho de cada 10 personas no cumplen con lo que se proponen con la llegada del Año Nuevo.

Expertos consideran que la mayoría de las personas que inician el año con un ánimo entusiasta, y “embriagados” por la alegría que dejan los festejos decembrinos, se fijan ambiciosas metas para realizarlas durante el año que inicia.

Sin embargo, pocas personas logran realizar todos sus propósitos, y un número aún menor cumple sus metas, lo que lleva a que cada año tengan los mismos propósitos y metas.

Este “reciclamiento” lleva a un estancamiento en el desarrollo personal y demuestra una falta de compromiso con los propósitos planteados. 

Especialistas en nutrición señalan que, por ejemplo, en lugar de incluir la dieta y el ejercicio entre los propósitos de Año Nuevo después de los exceso en comida y bebida por la fiesta de fin de año, es mejor comenzar antes, para evitar subir de peso durante esta temporada.

Una persona sube en entre uno y tres kilogramos durante las fiestas decembrinas. Y en general, le toma alrededor de tres meses bajar ese peso extra por su cuenta.

Psicoterapeutas señalan que modificar hábitos no se trata sólo del físico. Se trata de hacer un plan y trabajar en aspectos mentales y emocionales, y el inicio del año es la época idónea para comenzar. Esto aplica a todos los propósitos, no sólo los que tienen que ver con el peso, dejar de fumar o de beber.

Para cumplir cabalmente con los propósitos recomiendan establecerse metas razonablemente alcanzables en el tiempo previsto y con los recursos que se dispone. Tal vez lleve más de un año cumplir el propósito, pero se puede fijar un porcentaje de alcance. 

Otro punto a considerar es ser objetivo. Los propósitos deben ser claros, concretos y precisos. Si la meta no es fácilmente cuantificable, hay que encontrar indicadores que sí lo sean. Por ejemplo, si se quiere ser más culto, se puede fijar como meta cierto número de libros a leer durante el año.

Los propósitos deben ser acciones que se puedan incorporar a la vida diaria a fin que sean parte de la rutina y que permanezcan aun habiendo cumplido la meta principal. 

Para reflexionar...

• Es bueno reflexionar y hacerse las siguientes preguntas: ¿Cuáles fueron los propósitos y metas que me planteé al inicio del año? ¿Cuáles cumplí? ¿Cuáles no? ¿Por qué? ¿Qué me hizo falta?
• Recomiendan analizar si las metas no cumplidas al final del año eran demasiado ambiciosas o surgieron situaciones que lo impidieron. Si realmente fue imposible cumplirlas o sólo son pretextos o excusas para justificarse.