De la “cédula IV” al RFC obligatorio

Daniel Uicab Alonzo: De la “cédula IV” al RFC obligatorio

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Acta de nacimiento, certificado de Primaria (entonces equivalía casi a la prepa de ahora), cartilla y “cédula IV” eran los documentos que, en los años 70, se pedían para ingresar a algún trabajo a los no profesionistas. Hacienda emitía una especie de credencial con datos del “contribuyente” (primera letra y primera vocal del apellido paterno, primeras letra del materno y del primer nombre, primeros dos dígitos del año y mes de nacimiento; años después vendría la homoclave), que nunca se enteraba si el patrón entregaba los impuestos que le descontaban en nómina.

No había “terrorismo fiscal” para los trabajadores, ni obligación de presentar declaraciones de impuestos para este sector, tampoco devoluciones del SAT. Esas cuestiones quedaban para los mandos altos y medios de empresas o corporativos, que eran la principal base de contribuyentes (como hasta ahora), porque a las dependencias del Gobierno nadie las fiscaliza y tienen trato preferencial de Hacienda.

Pero los tiempos cambian, y ahora, con la aprobación por parte de los diputados de Morena en la Cámara baja, a partir del próximo año la miscelánea tributaria obligará a los jóvenes de 18 años en adelante a inscribirse en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) aunque no desempeñen alguna actividad económica. Suena ilógico y ha sido motivo de otra polémica y hasta zipizape en San Lázaro, entre leales al Gobierno de la 4T y la oposición.

Lo que sabemos es que la modificación al Código Fiscal de la Federación refiere que el registro se realizará (parece surrealista) bajo el rubro: “inscripción de personas físicas sin actividad económica”, por lo que no tendrán obligación de presentar declaraciones o pagar contribuciones. Es como si fuera obligación tramitar el pasaporte aunque nunca se pueda o se quiera viajar fuera del país. El presidente López Obrador, que en todo huele corrupción, dijo que esta decisión es para evitar que haya fraudes utilizando a menores de edad. Y los legisladores, haciendo honor a “Perogrullo”, precisaron: “mientras no se tenga una actividad económica no estarán obligados a pagar contribuciones”. O sea, los que trabajen pagarán y los que no, pues no.

Sabemos que las contribuciones a través de diversos impuestos y derechos sirven para financiar a los gobiernos, sus actividades, programas y hasta los generosos sueldos de la alta burocracia, pero los ciudadanos también esperamos una retribución de parte de quienes administran estos recursos, a través de bienes y servicios. Porque si contribuimos a la Hacienda pública, por lo menos debemos tener transporte público eficiente, calles sin baches, suficientes hospitales y escuelas, en suma, una mejor calidad de vida.

No creo que eso se logre con registrar al RFC a los jóvenes de 18 años en adelante y que ni siquiera tienen acceso a un empleo formal con todas las prestaciones de ley; tampoco limitando la deducibilidad de los donativos que se hacen a las organizaciones que realizan algún trabajo social, porque estas ONGs existen por la incapacidad de los gobiernos de atender las necesidades de varios grupos vulnerables. Veremos cómo digieren en el Senado la propuesta de los diputados. 

Anexo “1”

Pagos retroactivos

Sobre el tema de la recaudación de impuestos y su consecuente retribución a la ciudadanía, siempre me pregunto, como muchos, el porqué en los presupuestos del Gobierno Federal, y en consecuencia de Hacienda, no se establece el pago del exiguo aumento (por inflación, generalmente) en los primeros meses del año para soldados y marinos en activo y en retiro, como se hace con los jubilados y pensionados del IMSS y el Issste, que por ley lo reciben en el mes de febrero; o con los maestros, que reciben sus incrementos en “sueldo y otras prestaciones” siempre en mayo, como regalo de su día.

Pensaba que, como el Ejército y la Marina se han vuelto todólogos en este gobierno de la 4T, eso cambiaría, pero sigue siendo igual o peor, porque el retroactivo llega en noviembre o diciembre, como suele hacerse desde hace algunos sexenios. Insisto, algo falla en el presupuesto o quizás se aplica aquella frase de algunos generales antiguos: “Si alcanzare se le ministrará a la tropa”.

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