A toro pasado
A lo mejor voy a ser políticamente incorrecto, pero hay que asumir la responsabilidad de lo que uno dice...
A lo mejor voy a ser políticamente incorrecto, pero hay que asumir la responsabilidad de lo que uno dice: primero, celebro que en Yucatán hicimos un cambio de mando terso y sin aspavientos, como ciudadanos acostumbrados a que los relevos son parte de la vida civil y civilizada. Me parece digna de encomio la actitud del que se fue, casi en silencio –con un sencillo convivio vecinal en el puesto donde de joven desayunó muchas veces en la Carrillo Puerto- y un breve acto vespertino en Palacio. También me parece muy encomiable y digna la conducta del que viene, que dejó hasta el último segundo la vía despejada a su antecesor.
Ahora que Rolando Zapata Bello está más allá del poder, creo que es justo decir que, en lo general, su gestión fue relevante, pues despertó el ánimo emprendedor de los yucatecos y abrió las puertas del Estado a los que juegan en las grandes ligas del capital (entre paréntesis, un acierto de Mauricio Vila Dosal fue ratificar en el cargo al maestro Ernesto Herrera Novelo, promotor eficaz de la reindustrialización de Yucatán, y al comandante Luis F. Saidén en la Secretaría de Seguridad Pública, pues es garante de ese valor incalculable que es la paz social). No me parece justo que ahora que se fue Rolando comiencen a lloverle denuncias (y hasta calumniosas versiones sobre su vida privada). Eso debió hacerse en su momento y por los cauces legales no desde el cadalso inapelable de las redes sociales.
Si algo pudiera reprocharle al ex gobernador es que mantuvo oídos sordos a denuncias hechas a tiempo, por ejemplo contra el “maistro” Esma Bazán de este su servidor (y no por mí sino por las decenas de trabajadores y de artistas y escritores que sufrieron los embates de su prepotencia), y lo hubiera mantenido hasta la extinción de su mandato, y las que se hicieron contra algunos de sus funcionarios acusados de enriquecimiento súbito. También que hubiera permitido el hundimiento del Canal 13, un medio de comunicación que se fue a pique bajo la administración de su última directora. Por lo demás, creo que merece el reconocimiento a su gestión.
Al que llega le deseo todo el éxito del mundo. Que su gobierno sea el mejor de la historia de Yucatán y que dentro de seis años (si es que todavía ando por estos rumbos) pueda yo decir también que hizo, con visión clara, pasión y entrega, el trabajo que todos esperamos de él. Mauricio Vila tiene todo para lograrlo: un buen equipo (paritario), el bono democrático y la aceptación popular. Sus credenciales son inmejorables. ¡Buena travesía, señor gobernador!