A un mes de casados
El Poder de la Pluma.
Aun mes de casados mis días han cambiado por completo, el amor se ha vuelto un estilo de vida sorprendente, lleno de flores y mariposas pero también de sorpresas y dudas que me han motivado a dar lo mejor de mí por el amor de mi vida. Supongo que así es esto, se trata de descubrir muchas cosas nuevas en tu pareja, a quien pensabas que conocías como a la palma de tu mano pero, en realidad, ni la palma de mi mano conocía.
Desde iniciada la vida en pareja, aunque pareciera increíble, me he descubierto mucho más que en toda mi vida y todo gracias a ella, he aprendido grandes potenciales que no había explorado y también enormes defectos que no había visualizado. Entre el derramamiento de miel y las risas han aparecido muchas cosas que parecen nuevas pero no lo son, como lo acentuado de nuestras distintas personalidades que al final se unen para generar un caos tan bello que resulta demasiado complejo de explicar.
Es como si hubiera caído un rayo convertidor sobre nosotros para cambiar la visión que tenemos del otro y el mundo, es como si una firma y un “sí acepto” tuvieran el poder de abrirnos los ojos para conocernos más profundamente. Tantos años de noviazgo para venir en un mes a descubrir lo distinto y lo tan complementarios que somos. ¿Cómo sobreviví tantos años sin ella? ¿Cómo pude soportar mi propio desorden frente a una mujer tan ordenada? O ¿cómo administré mi dinero? De hecho, creo que esta última pregunta ha sido parte de un tema esencial: las cuentas, lo tuyo es mío y lo mío es tuyo. ¿Pero hasta dónde? ¿Cómo nos administramos? ¡Qué dolor de cabeza! Y ni qué decirles de las idas al súper para comprar la despensa de las que tanto mis amigos como yo hemos reído, no sé que ha resultado más difícil, si ir solo o acompañado. Si voy solito me he dado cuenta que podría algo de la lista faltarme, pero si voy acompañado el carrito se llena de más.
Si de aprendizaje hablamos es imperante el tema “guarda tus zapatos en su lugar” y “no te pongas tantas veces el mismo pantalón”. Realmente no sabía que cosas tan simples podrían ser tan importantes para otra persona como el decidir qué almorzaremos y quién lo cocinará. ¡Qué fabulosa es la adaptación! ¡Uf!, ¡cuánto tenemos que aprender y trabajar por el otro! Pero ¡qué maravillosa es la alegría de dormir a su lado y despertar mirándola! ¡Qué padrísimo es no decir adiós, “nos vemos mañana”, sino “buenas noches descansa”! ¡Qué precioso es poder echar la flojera en la misma casa, planear el futuro juntos, soñarlo, descomponerlo y recomponerlo! ¡Qué interesante es esto de llevar un mes de casados, de iniciar una vida en equipo, de crear planes, de sentirse seguro a su lado; de perder el miedo, de aprender a comunicarnos y organizarnos! ¿Cuántas cosas magníficas estarán por venir?
No lo sé y tampoco estoy preparado, pero vivir este día a día junto al amor de mi vida resulta la mejor decisión que pude tomar, la emoción más grande que puedo sentir, una de las magias más bellas que pueden existir.