El uso y abuso del poder ha estado presente en todas las épocas y con diferente ropaje. Suele implicar una situación de dominio que se da en muchos ámbitos de la vida cotidiana, aunque principalmente lo percibimos en gobernantes y políticos. Es simple: se transgreden los límites de la ética cuando las acciones de alguien se orientan hacia el beneficio propio en perjuicio de otros. Estas conductas no son privativas de civiles, también en los militares, donde hasta los años ochenta, los jefes eran amos y señores en barcos, unidades o cuarteles, más allá de las facultades que les confería el cargo o mando.

En esos tiempos, en la Armada y el Ejército era común que, de oficiales para arriba, utilizaran a la tropa como asistentes o para realizar trabajos en sus domicilios; disponían de personal, material y equipo a su arbitrio y utilizaban vehículos oficiales como si fueran propios (sigue ocurriendo en varias dependencias de gobierno). Esto no sólo eran tolerado por los mandos superiores, sino incluso alentado, Parecía que esto había cambiado. Porque ya sea en el ámbito civil, privado o militar, a la mayoría indigna los casos de corrupción, abuso de poder, nepotismo, tráfico de influencias o enriquecimiento ilícito de algunos jefes (o empleados), funcionarios y políticos; más cuandoel abuso de poder lo replican sus familiares, que se sienten facultados para hacer uso de privilegios que no les corresponden. 

En este contexto se enmarcan los viajes al extranjero del titular de la Sedena, con hospedaje en lugares de lujo y acompañado de familiares, a través de una logística organizada por la dependencia a su cargo y haciendo uso de aeronaves de la institución, según reveló una investigación periodística de Mexicanoscontra la Corrupción y la Impunidad en alianza con Fábrica de Periodismo. La reacción del Ejecutivo al cuestionársele al respecto, lejos de pedirle cuentas al implicado, desmentir u ofrecer indagar acerca de esa información, fue: “A lo mejor sí ¿y qué?, ¿cuál es el problema?”. Pues imagínese, lector (asumiendo que me voy al extremo), que un comandante de la Marina utilizara su barco para ir de pesca un fin de semana con sus amigos y familia, o a navegar por algunos países europeos. También se diría, ¿y qué, ¿cuál es el problema? 

Hace exactamente ocho años, en abril del 2015, el entonces director de la Comisión Nacional del Agua, David Korenfeld, fue exhibido en redes sociales utilizando un helicóptero oficial para trasladarse junto con su familia a vacacionar. La disculpa ofrecida y el posterior pago por el servicio aéreo fue la aceptación implícita y explicita del funcionario de que se extralimitó en sus funciones y facultades, y le renunció a Peña Nieto.

Falta mucho para erradicar estas prácticas que dejan muy mal parado al funcionario, alos gobiernos y al país. Esto habla de que la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos es letra muerta y, lo más lamentable, es evidencia de que el Gobierno arrió banderas en su cacareada lucha contra la corrupción.

Anexo “1”

Conócete a ti mismo…

Sobre los ejes de conducta que deben pulir quienes son llamados a ser líderes en las fuerzas armadas, hay un famoso discurso titulado “Conoce a tus hombres, conócete a ti mismo”, del mayor C.A. Bach, del Ejército de Estados Unidos,que dirigió a un grupo de oficiales que terminaban su entrenamiento en el Fuerte Sheridan, en el año de 1917. Fue publicado en la Revista Proceedings, del mes de abril de ese año. Cito aquí un párrafo de la traducción que hizo el entonces capitán de fragata de la Armada de México, Hugo Acosta Aguilar, en el número 43 (abril 1984) de la Revista del Centro de Estudios superiores Navales.

“El tercer elemento para alcanzar la autoridad es la fuerza moral. Para ejercerla has de vivir limpiamente, debes tener la capacidad de reconocer lo que es correcto de lo que no es, y la voluntad de hacer lo correcto”. 

Y rubrico con el lema de la Heroica Escuela Naval Militar: “El que ha de reprender debe ser irreprensible”.