La llegada de la primera mujer a la Presidencia del país debe ser motivo para estar contentos, independientemente de nuestra preferencia partidista, religión, ideología y estrato social. Este hecho histórico correspondió a Claudia Sheinbaum Pardo (CSP). Un gran paso para la mujer mexicana, de tal suerte que, quienes tenemos esposa, hijas, sobrinas, nietas, primas, etc., debemos estar contentos porque se avizora un mejor futuro para las mujeres de nuestro país.

Y cómo no estar contentos, si en varias ocasiones en esta columna hemos ponderado el avance de la mujer en todos los rubros, pero principalmente en profesiones u oficios tradicionalmente con roles masculinos, como en las fuerzas armadas. Por ejemplo, destacamos: la apertura de carreras de mando en el Ejército y la Armada; la primera mujer piloto de la Fuerza Aérea Mexicana; la primera comandante de un buque de la Marina (+); en 2019 celebramos la primera tripulación aérea naval integrada por cuatro mujeres, en un avión de la Armada que realiza operaciones de ambulancia; recordamos que en 1982, por vez primera, dos mujeres realizaron el Curso Básico de Paracaidismo Militar; y en este sexenio, una capitana de altura formó parte del primer círculo de mando en la Marina mexicana como Coordinadora General de Puertos y Marina Mercante. Tienen un mar de oportunidades y un horizonte promisorio.

Lo anterior evidencia que desde hace algunas décadas la milicia dejó de ser una profesión predominantemente para varones. Ahora, las mujeres tienen un rol preponderante en el Ejército y en la Marina, tanto, que han alcanzado jerarquías de almirantes o generales. Y más allá de nuestras fronteras, en 2012 comentamos que Venezuela tuvo a su primera mujer almirante; en 2013, que Bolivia anunció a su primera generala, y Estados Unidos a su primera mujer generala de cuatro estrellas (Acaecimientos: https://bit.ly/3SZRwco); en 2018, que la Armada japonesa nombró por primera vez a una capitana de navío, para dirigir una flota naval, y “no fue elegida sólo por ser mujer, sino por su capacidad para ejercer el mando”.

Pero no sólo en la milicia han ganado terreno a pulso, sin concesiones, rompiendo esquemas, demostrando su capacidad y responsabilidad, con lo cual se fueron abriendo espacios prácticamente en todas las actividades. Ahora las vemos ejerciendo en diversas profesiones, realizando una gran labor, desarrollando su proyecto de vida –además de cumplir su importante rol de esposas y madres, educando a sus hijos– contribuyendo al progreso de su familia, comunidad y país.

Ya los sesudos analistas políticos han comenzado a desmenuzar el primer mensaje de la Presidenta, leyendo “entre líneas” para advertir de buenas nuevas o riesgos en esta nueva travesía sexenal. Nosotros hemos querido destacar este hecho desde la perspectiva de género, haciendo nuestras las palabras de CSP, de que “podemos realizar nuestros sueños y deseos, sin que nuestro sexo determine nuestro destino”. Y cómo no estar contento si tengo a mi esposa y tres hijas que también se han abierto camino para labrar su futuro, con profesionalismo, responsabilidad y honestidad y un cúmulo de valores, como la inmensa mayoría de las mujeres mexicanas. A todas, ¡enhorabuena!

Y ¡cómo no estar contentos! si cada sexenio renace la esperanza de un mejor futuro para el país.

Anexo “1”

Lo cortés no quita lo valiente

En la toma de posesión de Claudia Sheinbaum en la Cámara de Diputados, los medios destacaron dos conductas muy evidentes: el presidente saliente no saludó a la titular de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Norma Piña Hernández, cosa que sí hizo la mandataria entrante, incluso de beso.
Las diferencias entre AMLO y la ministra presidenta de la Corte escalaron y llegaron a ser insalvables con la reforma al Poder Judicial, de tal forma que la actitud del primero hacia la segunda puede considerarse una “revancha”, ya que, el 5 de febrero del 2023, Piña Hernández fue criticada por no levantarse de su asiento ni aplaudir a la llegada de López Obrador a la ceremonia conmemorativa del 106 aniversario de la promulgación de la Constitución. Estos gestos no están estipulados en algún protocolo, pero era una costumbre en la política del país.

Sin embargo, la civilidad y la diplomacia deben prevalecer, sobre todo entre servidores públicos, y más entre gobernantes, pues, como dice el refrán: “lo cortés no quita lo valiente”, y un caballero debe serlo más ante una dama. El historiador y ensayista inglés Thomas Carlyle decía que “la educación y la cortesía abren todas las puertas”.

Por otra parte, esperemos que el gesto de Claudia hacia Norma abone para reencauzar las relaciones entre los poderes Ejecutivo y Judicial.