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A medida que se acerca el fin del sexenio y las campañas llegan a su punto culminante, la clase política se exacerba y echa mano de todo su arsenal, desde descalificaciones hasta denuncias, para contrarrestar al “adversario”, a quien se considera enemigo al que hay que eliminar a como dé lugar.

En este camino de lodo y guerra sucia, que se vive hasta en las mejores –es un decir– familias, no hay que tener la piel sensible, al contrario, literalmente hay que estar desprovistos de vergüenza para aguantar los embates del contrario, a veces. desde dentro del partido. Y en esto son expertos los políticos para ignorar acusaciones y señalamientos apostando al olvido de los ciudadanos.

Corrupción, malversación de fondos, uso indebido de recursos del erario y enriquecimiento ilícito, son algunos señalamientos hacia quienes abusan del poder desde un cargo; aquellos que en pocos años acumulan bienes y saltan de la clase media o baja hasta la “alta”. Pero siempre habrá alguien que les recuerde ese pasado, y es entonces cuando les enseñen el cobre.

Esa frase –surgida cuando los mineros hallaban cobre en lugar de plata– parece acuñada especialmente para los políticos, cuando revelan cómo son por dentro realmente y muestran una faceta que antes no se les había conocido, como cuando incumplen las promesas que hicieron en campaña. Hoy, por cierto, nos agobian con tantas que es fácil deducir que muchos serán sólo eso: promesas.

Pero volvamos a quienes enseñan el cobre: ​​al inicio de este Gobierno Federal se habló de un respeto a la división de poderes y se acabó en una batalla sin cuartel contra el Poder Judicial. La reforma a la Ley de Amparo aprobada esta semana, es apenas el inicio de lo que viene para desarticular al máximo Tribunal del país, según confesión de los legisladores incondicionales al Ejecutivo.

Además, sin mesura (por decirlo elegantemente) el Primer Mandatario celebra la aprobación de la reforma para crear el Fondo de Pensiones para el Bienestar, que para él es “corregir un agravio”. Mañana se dirá que el agravio fue este hecho de tomar las cuentas de ahorros inactivas y cuyos fondos ascienden a más de 40 mil millones de pesos. El dinero urge y hay que tomarlo de donde sea. ¿Dónde quedó la promesa de consultar al pueblo las decisiones trascendentales?

En otros frentes, varios candidatos han sido señalados de enriquecimiento ilícito durante su paso por este Gobierno, ¡en tan sólo 5 años!, y no pasa nada. Por ejemplo, la candidata de Veracruz a la Gubernatura exhibida por sus bienes adquiridos en breve tiempo y con dinero en paraísos fiscales sigue en campaña, sin desmentir las acusaciones. Otros ejemplos de lo que es enseñar el cobre son los que cambian de partido, pues evidentemente muestran el verdadero rasgo de su personalidad: sin ideología, sin lealtades ni principios.

Coincido con un periodista que señala que debemos esforzarnos por nunca “enseñar el cobre”, y en cambio, mejorar nuestra conducta, tanto para dar ejemplo a nuestra familia como para colaborar en alcanzar un mejor futuro para nuestro país.

Anexo “1”

Y hablando en plata…

 Y para seguir con dichos metalúrgicos, hablando en plata, siempre se ha dicho y está plenamente comprobado, que los gobiernos,de ayer y hoy, son malos para muchas cosas, pero particularmente para administrar las empresas. Como ejemplo de esa incompetencia están Pemex (que este sexenio recibió la estocada final) y la Comisión Federal de Electricidad que sigue generando pérdidas, a pesar de tener el monopolio de este servicio.

Cómo, entonces, pretenden que creamos que van a administrar un fondo de pensiones si no han podido hacerlo con los del IMSS y el Issste; si el Aeropuerto “Felipe Ángeles”, el Tren Maya y la “nueva” aerolínea Mexicana a cargo de la Sedena operan con números rojos y tienen múltiples deficiencias. Si no supieron capitalizar el “fallecido” Insabi. Además –lo gobiernos de ayer y hoy, insisto–han llevado a la quiebra varias empresas gubernamentales que alguna vez fueron productivas.

 Y es que en una empresa privada tienen mayor capacidad de reacción ante contingencias de cualquier tipo; su objetivo es generar ganancias, si no, se va a la quiebra; por el contrario, los gobiernos tienen una lógica electoral, y sus decisiones tienen implicaciones políticas, los trabajadores carecen de incentivos para cuidar que su fuente de trabajo, porque no importa cuánto dinero pierden, el Estado las va a cuidar. Hablando en plata, esto es lo que vivimos.

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