|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El respeto es la consideración que le otorgas a alguien por su valor, es permitir al otro gozar sus derechos, en especial el más valioso: la vida. Faltar a este derecho a la salud de una persona es atentar de la manera más grande contra su integridad y podría significar falta de amor. Explicado lo anterior, espero que, mediante este artículo, hagamos conciencia de la gran falta de respeto que por adicción demasiados cometen, atentando contra la vida de otros, incluso de sus seres queridos. Antes era “ignorancia no culposa”, pero ahora, seguir consumiendo a otros por tu adicción podría considerarse un solapado intento de asesinato ¿Suena feo verdad? Pero, si lo vemos con crudeza, nadie con verdadera magia le daría a su hijo conscientemente un alimento que sabe que podría matarlo.

La OMS, en 2004, daba a conocer que de 600 mil muertes prematuras en aquel año, el 31% tenía relación directa con el humo de tabaco. No es nada nuevo lo nocivo de este humo, sabemos que contiene miles de sustancias dañinas, de las cuales 70 son cancerígenas, como nicotina, plomo, arsénico, benceno y hasta materiales radioactivos como uranio. No es nuevo saber que inhalar un cigarrillo es como respirar profundo en el mofle de un autobús antiguo. No vengo a decirle a nadie que no fume, pues lo único seguro en la vida es que vamos a morir y cada quien se mata como quiere. Lo que vengo a expresar es la necesidad de pensar en el otro, pues no resulta nada agradable estar junto a una persona que enciende el cigarro como si no causara ningún daño. Según la OMS, ni la ventilación ni la filtración reducen los niveles de sustancias nocivas del humo de tabaco. Además, afirma que estas sustancias quedan almacenadas en telas, piso, ropa y piel del fumador activo o pasivo hasta por 72 horas. Imaginemos que papá es fumador y tiene un hijo recién nacido, por tanto, sale de casa para fumar y que el humo no contamine, pero luego vuelve y carga al bebé… en ese momento lo ha contaminado.

Los efectos que recibe un fumador pasivo pueden ir desde taquicardia hasta infartos y varios tipos de cáncer. Una ventaja es que, al alejarnos del humo del tabaco, nuestro organismo tratará de componer el daño: a los 20 minutos la frecuencia cardíaca baja a sus niveles normales y, tras 12 horas, el monóxido de carbono en los pulmones disminuye hasta 0, reduciendo las probabilidades de daño pulmonar ¿Pero te imaginas vivir en casa de alguien que constantemente está fumando y no te permite reducir esos niveles de monóxido? Prácticamente esa persona te está compartiendo su mal, el daño es el mismo que si tú estuvieras fumando. Además de ello, se requieren entre uno y dos días lejos del humo para recuperar olfato y gusto.

Con lo anterior queda más que claro que fumar es una elección, pero hacerlo junto a no fumadores es una falta de respeto. Si alguien fuma cerca de ti, recuerda que estás en tu derecho de pedirle que se aleje. La salud es lo primero y la consideración del adicto una muestra de afecto.

Lo más leído

skeleton





skeleton