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El otro día leí una frase que dice: “las tormentas hacen que las raíces de los árboles sean más profundas”, creo que ese conjunto de palabras nos viene muy bien a todos en este momento.

Cuando el 2021 inició la esperanza de un panorama mejor era la meta principal, el mundo entero acababa de ser sacudido por una pandemia que nos encerró sin piedad, un virus que llegó para callarnos la boca con una mascarilla, alejándonos de todo lo que en resumen significa vivir. Entonces descubrimos que los planes en el calendario y las citas en la agenda no están en nuestras manos, que todo cambia en un abrir y cerrar de ojos; que en cualquier momento un adiós puede ser definitivo.

Todavía llevo en mi mente la imagen de varias personas a las que dejé de ver antes de la pandemia, con las que me encontré momentos previos al encierro, y a las que hoy sé que no volveré a ver jamás.

Creo que no hay nada que nos provoque más miedo a los seres humanos que la incertidumbre, el ver amenazados nuestros planes y sueños sin oportunidad de ejercer control. Hay una realidad y esa es que somos un instante, pero tal vez no lo recordábamos. Y tuvo que llegar un virus que de manera mundial nos demuestre que por mucha ciencia, dinero y poder… nuestro tiempo no tiene precio, es limitado y no hay algo que podamos hacer para revertir esa realidad.

El 2021 era la luz al final del camino, el tren de salida que muchos esperaron, algunos no logra ron terminarlo, otros lo terminarán cansados, hartos, sin ánimos y algunos más lo atraviesan convencidos de que concluirlo es una bendición.

Es verdad, todavía hay preguntas sin respuesta; la nueva realidad no se parece en nada a la vida que amamos; hay varios planes que se han quedado en pausa desde hace dos años; hay gente que aunque se encuentra entre nuestros contactos, no responderá nunca más al teléfono. Nuestro entorno es incierto, diferente, se tambalea, parece que el destino se ríe de nosotros de repente. Pero seguimos aquí.

Hoy, a unas horas de que este 2021 acabe, quiero invitarte a que agradezcas por la vida, quisiera que mires a tu alrededor y reconozcas en medio del caos a esas personas que, a pesar de todo, siguen a tu lado. Me gustaría que bendigas el pan que hay en tu mesa, la sonrisa de tus seres queridos, el amor, la paz y la alegría de estar a pesar de todo, de continuar sin importar lo difícil que pueda ser.

Es momento de sentirnos bendecidos por la oportunidad de estar, de ser y de vivir… Brindemos por un 2022 lleno de esperanza y felicitémonos, porque como a los árboles, estas tormentas nos han dado raíces más profundas. ¡Te deseo un nuevo año lleno de bendiciones y mucho amor!

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