¡Al fin!, transporte público de primera

Daniel Uicab Alonzo: ¡Al fin!, transporte público de primera.

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Uno de los retos que enfrentan las autoridades de grandes ciudades es brindar transporte público eficiente, suficiente y de calidad. Este desafío crece en la medida en que lo hacen las urbes, como es el caso de Mérida, que desde mediados del siglo pasado ha carecido de este servicio y ya en los 90 se dejó al garete, hasta que el deterioro de las unidades fue tan evidente. Ya Juan Villoro relataba en su libro 2009 Palmeras de la brisa rápida. (México, Almadía 2009): “[...] Mérida tiene camiones de antes, narigones, una honesta protuberancia llena de fierros que sueltan humo [...] en el Centro sólo vi vejestorios (p. 38)”. Y parece que sigue vigente, paradójicamente, los coches de caballo (calesas) se modernizaron antes al dejar de utilizar a los equinos y ahora lo hacen con motores, no es lo mismo, pero...

La buena noticia llegó el pasado fin de semana con el anuncio por parte del Gobierno del Estado, con bombo y platillo, de nuevas rutas de “Va y Ven” y de otras abarcando comisarías de Mérida y municipios conurbados, así como otros con mayor densidad como Tizimín, Valladolid y Tekax. Para los meridanos, la renovación paulatina, desde principios del próximo año, de los vetustos camiones con 350 nuevas unidades, y un reordenamiento del sistema –medida celosamente guardada, ignorada incluso por el Imdut, a juzgar porque nunca contesta las quejas de los usuarios– para que la capital yucateca tenga, ahora sí, un transporte público de calidad.

Además de atender un reclamo urgente de la ciudadanía, esta decisión traerá otros beneficios, como promover el uso del transporte público y desalentar la dependencia del automóvil, lo cual contribuirá a evitar la saturación del tráfico, sobre todo en horas pico; además, se mejora la imagen urbana, porque da pena ver transitar las viejas unidades por las principales calles del corazón de Mérida; también es un acierto la ruta de “Va y Ven” del Aeropuerto para despresurizar la afluencia y darle más opciones a los viajeros, sobre todo locales.

Destaca la capacitación a los conductores en la operación de los nuevos camiones (con “tecnología de punta”), pero también debe incluir el trato a los pasajeros y su presentación personal (Rápidos de Mérida mantiene la buena imagen de sus operadores), porque hay quienes laboran sin camisa y hasta en chanclas, conducen mientras hablan por celular o llevan audífonos, y es común que escuchen la música a alto volumen.

También es importante cumplir con los horarios para que el usuario sepa a qué hora puede abordar el transporte para llegar al trabajo o a casa. Hoy todas estas anomalías ocurren con la tolerancia de concesionarios, “checadores” y los pocos inspectores para vigilar el servicio. A su vez, a los usuarios nos corresponde ser amables con los conductores y evitar dañar las unidades.

Hay mucho trabajo por hacer en este tema de parte de las autoridades, como revisar si se mantienen las inutilizables ciclovías en algunas zonas de la ciudad y mejorar las vialidades, no sólo bachearlas. Pero, se ha dado el primer paso y esperemos que se aterrice el buen servicio que ya demanda con urgencia nuestra gran ciudad.

Anexo “1”

Chetumal, ciudad de taxis

Y mientras en la capital yucateca arranca la mejora del transporte, en contraste Chetumal, el Ayuntamiento reconoció desde abril de este año (Novedades de Quintana Roo 26-IV-22), que no cuenta con un proyecto o plan “B” para solucionar la falta de transporte urbano, que desde hace casi cinco años es inexistente. Somos testigos de que esta situación prevalece desde hace varias décadas, no un lustro. Adrián Sánchez Domínguez, secretario general de la Comuna de Othón P. Blanco, dijo que simplemente están a la espera de que haya un inversionista que pueda otorgar el servicio a la ciudadanía, para lo cual, por lo menos se requiere de ¡20 camiones! para cubrir las rutas más demandantes de este servicio.

Lo cierto es que los ciudadanos solamente tienen como opción de transporte los taxis y algunos colectivos (“combis”) del Sindicato Único de Choferes de Automóviles de Alquiler (Suchaa) que tiene tal poder que mantiene como rehén a las autoridades con sus miles de socios, y con el pretexto de que “el servicio es barato”, en comparación con otras ciudades, como Cancún y Yucatán. Sin embargo, esto hace que el parque vehicular haya crecido, particularmente por las unidades de alquiler que se disputan a los clientes. A ver hasta cuando una autoridad municipal le entra al toro para quitarle el monopolio del transporte urbano a los taxistas, porque la actual ya admitió que no lo hará.

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