“Alito” se dio un balazo en el pie
Daniel Uicab Alonzo: “Alito” se dio un balazo en el pie.
El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, llamado “Alito”, dio la nota esta semana al proponer modificaciones a la ley para que los mexicanos puedan acceder a las armas con mayor facilidad, ante los altos niveles de inseguridad, y fue más allá al anunciar que su partido impulsará que los integrantes de la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina “puedan llevar sus armas de cargo a casa, para defenderse y hacer frente a la delincuencia organizada”. ¡Hágame el favor!
Parece desconocer que el artículo 10 constitucional faculta a todos los ciudadanos a poseer armas de fuego “en su domicilio”, para seguridad y legítima defensa, previa licencia expedida por la Sedena. Además, los artículos 24 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos y 22 de su Reglamento establecen que los miembros del Ejército, Armada y Fuerza Aérea quedan exceptuados de la licencia, y los generales, jefes y oficiales pueden portar sus armas aun vestidos de civil, previa identificación cuantas veces les sea requerida por la autoridad competente.
Si lo que pretende el señor Moreno es que el personal de tropa (en el Ejército, de soldados a sargentos, y en la Marina, de marineros a segundos maestres) puedan llevar sus armas de cargo a casa, imagínese que llegan al domicilio con un fusil o una ametralladora, porque esa es su arma de cargo; mientras que, de oficiales hacia arriba, es una pistola. Esta canonjía es en relación al rango, que reviste experiencia y responsabilidad.
Y ya no digamos el riesgo que se corre al tener civiles armados en la calle o en el transporte público, porque –aquí sí aplica– las y los mexicanos somos “de armas tomar” y de “mecha corta”. El país ya vivió esa época, que por cierto no le tocó al dirigente priista, porque sabría que muchos crímenes ocurrían por “quítame estas pajas”, cobrar venganza o dirimir algún pleito; crónicas de mitad del siglo pasado dan cuenta de ello y de cómo los diputados de antes llegaban armados a la Cámara, entonces ubicada en la calle de Donceles. ¿Se imagina lo que vendría después de una discusión entre el diputado Noroña y otros rijosos legisladores actuales si llegaran empistolados al recinto?
Lo bueno es que antes de que aterrizara esta vacilada de propuesta, ya fue rechazada incluso por militantes de su partido, porque si bien la política de “abrazos no balazos” del Gobierno ha fracasado, la solución no es armar a la gente. Considero que la intención de “Alito” fue desviar la atención de las filtraciones de ciertas conversaciones que le han valido que expresidentes de su partido le pidan su renuncia, que se niega a presentar.
El caso es que Moreno Cárdenas se dio un balazo en el pie con esta pretendida propuesta ya descalificada por amplios sectores de la población. En lo que hay que insistir es en el cambio de estrategia en materia de seguridad por parte del Ejecutivo, porque las cifras mortales desmienten la cantaleta de que “vamos bien”.
Anexo "1"
Cuando se desarmó México
Hasta antes de 1968 (añodel movimiento estudiantil), era común en México ver establecimientos que vendían armas producidas en el país o importadas. De niño pasaba yo todos los días por una tienda ubicada cerca de la esquina de Bolívar y 5 de Mayo, en la capital del país, donde estaba la famosa talabartería "La Palestina", que exhibía en un gran aparador una silla de montar, un traje de charro, espuelas y… armas y cartuchos, entre otros artículos.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Usuarios de Armas de Fuego, “en algún momento de su historia nuestro país tuvo una industria armamentista si bien pequeña, muy respetable; nombres como Mendoza, Cabañas, Trejo, Obregón y Mondragón nos llevan a imaginar una gama amplia de armas, desde rifles de diábolos hasta pistolas de ráfaga”. La Fábrica Nacional de Armas, donde se produjeron armas destinadas para la milicia, y casi al final para uso civil, estaba ubicada en La Ciudadela.
Los años dorados vinieron de la década de 1930 hasta principios de 1960, cuando se empezó a considerar al sector privado para la venta de las armas. Pero después de los hechos del 68, el Gobierno sintió la necesidad de regular las armas y calibres a las cuales el pueblo tenía acceso y creó, en 1972, la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. Las fábricas cerraron o cambiaron de giro y posteriormente la industria armamentista pasó a manos de la Sedena.