Ambages a la mexicana
El Poder de la Pluma.
La política se construye con acuerdos o por lo menos eso es lo que se ha repetido en nuestro país hasta el cansancio. La cultura social ha heredado un supuesto en donde la suma de parcialidades alguna vez dará como resultado un todo, o por lo menos un algo.
Llevamos décadas en las que los ciudadanos hemos tenido que aceptar las propuestas de moda que llegan al templete con políticos del momento, pero nunca viceversa. ¿Cuándo los ciudadanos podrán decidir abiertamente lo que quieren? ¿Cuándo vendrá en contrasentido la propuesta de la gente a los partidos?
Actualmente existen opciones anquilosadas que reciclan postulados caducos que sin contrapesos se aceptan sin más. Ahí, como un espejismo que atiborra los discursos y que es fuente de debates interminables, a la famosa participación ciudadana nadie le rehuye, menos si se trata de seducir al votante y movilizar a las masas.
Pero cuando no hay campaña, pareciera que es mejor no participar. Ante un cambio de paradigma, la fórmula se va modificando, pues cada vez son más los ciudadanos que no se identifican ni se sienten representados por los modelos políticos tradicionales.
Y no es para menos, si las sociedades evolucionan, ¿por qué no hacerlo también con los canales de participación? La política que se oferta como de nueva generación curiosamente no es la que quieren las nuevas generaciones, y el desencanto de éstas es profundo e incluso irreversible.
La política palaciega está en extinción y sus rasgos autoritarios son la última expresión de lo que está cercano a desaparecer. No es un tema de colores sino de pertinencia, así los días están contados para la vieja política del voto corporativo.
Avanzan nuevas formas de organización, menos estruendosas pero más necesarias. Vemos a una sociedad civil más comprometida y con hambre de participación, con ella se avisora una renovación de prioridades sociales que sin duda impactarán en la esfera política.
En México hay más de lo que se ve a simple vista. Absolutizar la oferta no reducirá la demanda.
Las libertades son necesarias en democracia porque debemos ser libres para decidir y sobre todo para actuar por el bien de la patria.
ENTRE TELONES. La agenda legislativa traerá muchas sorpresas. Temas límite harán su aparición y pondrán a prueba la moral tan socorrida del grupo en el poder. Una cosa es declararse progres y otra muy distinta explicarles a sus seguidores las cada vez más frecuentes decisiones conservadoras.