Arte límbico tras volver de Taiwán
Letras en libertad, columna de Cristóbal León Campos: Arte límbico tras volver de Taiwán
A veces hay que irse para poder encontrarse, marcharse a buscar aquello que aún no sabemos, pero que aguarda con paciencia el paso del tiempo hasta que se conjugan las sombras y la luz delineando el semblante de un renacimiento no siempre advertido. Así es como imagino el derrotero andado por el artista yucateco Raúl Gasque, para poder hoy presentarnos su nueva exposición “De Taiwán a Yucatán”, compuesta de 8 lienzos entretejidos con la materialidad de la naturaleza, la racionalidad del psique y las emociones abstractas de algo más que sólo el subconsciente humano, todo, a través del arte límbico que comenzó a desarrollar durante su estancia de ocho años en Taiwán.
La exposición presentada en el Taller 62 (un espacio propicio para el arte) nos adentra a un viaje de retorno, un reencuentro del Ser que atravesó su propia esencia para evolucionar por razón de la meditación zen y alcanzar por sí mismo la capacidad de ver, de mirar aquello que se ignoró y que tras el proceso del renacimiento ahora es perceptible. Los 8 lienzos, creados con una combinación de elementos de la naturaleza y de los colores primarios (amarillo, azul y rojo), nos hablan de conceptos que subyacen en el subconsciente del artista, así, la melancolía, la observación, el ritual, el fuego, la evolución y el renacimiento, junto a los andares vividos entre montañas y culturas hermanadas, es como Gasque nos habla de sí, para invitarnos a “aprender a ver”.
Los lienzos reflejan esa mezcla de melancolía y búsqueda identitaria por la que el artista ha transitado desde la partida al extremo oriente de Asia y el retorno a su natal ciudad de raíz caribeña, ese reaprender el mundo y reencontrarlo que significa la condición de un viaje que por encima de la materialidad es espiritual y que transfigura la forma en que los sentidos humanos perciben el entorno. “De Taiwán a Yucatán” es más que una exposición, es un ritual y es una ventana a la introspección psíquica y emocional que nos conduce a la experimentación sin límites, y que hoy podemos admirar como arte abstracto desbordando los términos del mismo.
Entre los 8 lienzos que componen la exposición, uno en particular ha llamado mi atención, “Flamboyanes de fuego”, mismo que da inicio al recorrido al que Gasque nos convoca, ya que a primera vista, este lienzo pudiera parecer la narración de la nostalgia desintegrada entre vainas (“machetes de la infancia”), hojas y flores en un océano rojizo de diferentes tonalidades, pero que visto a detalle, este mismo lienzo nos habla y despierta la sucesión del fuego ceremonial que transforma al Ser para darle un nuevo ciclo y permitirle una nueva vida, tal y como hiciera el artista al “quemar las naves” y partir a Taiwán para encontrarse a sí mismo.
El arte límbico que “De Taiwán a Yucatán” nos presenta, sensibiliza al psique despojándolo de las barreras de la racionalidad, sin perder la misma, es una introspección a manera de meditación zen que ofrece la oportunidad de mirar más allá de lo acostumbrado, tal y como ahora Raúl Gasque hace tras volver de Taiwán.
NOTA: La exposición “De Taiwán a Yucatán” puede visitarse en el Taller 62, ubicado en la calle 62 entre 45 y 43 de la ciudad de Mérida, hasta el próximo 3 de marzo. ¡No se la pierdan!