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En los últimos 30 días hemos escuchado, visto o leído sobre la cuarentena a la que nos obligó el coronavirus Covid-19 y eso nos ha puesto a reflexionar sobre nuestra relación hombre-naturaleza y hombre-hombre (no hablo de género sino de especie) y muchos estamos comprobando cómo en una gran mayoría los daños al ambiente que hemos causado están marcando la diferencia, ya que ante la ausencia del ser humano en varias actividades los espacios naturales han presentado grandes cambios, incluso hemos podido ver en las noticias que especies de muchos animales se han internado en algunas ciudades y ese simple hecho nos ha maravillado a muchos.

Recordemos que los ecosistemas naturales nos proveen de servicios ambientales como la mitigación del cambio climático, el secuestro del carbono causante del efecto invernadero, la provisión de agua y aire de calidad y el ciclado de los nutrientes, entre muchos otros.

También la reducción de la transmisión de enfermedades es un servicio ecosistémico. Pero los ecosistemas degradados dejan de prestar esos servicios o lo hacen de manera menos eficiente.

Estudios científicos han demostrado que la aparición de epidemias y pandemias como sida, SARS y ébola, entre muchas otras, está directamente relacionada con la destrucción de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad.

Hoy, la aparición y rápida expansión del coronavirus nos ha puesto en cuarentena. Y su irrupción también tiene que El 23 de abril se celebra, desde 1995, el Día Mundial del Libro y Derechos de Autor. Este año la celebración será sui generis en todo el mundo debido al estado de contingencia en que nos encontramos.

En Yucatán son 160 establecimientos que conforman la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, incluida la central Cepeda Peraza, pero este año los libros que siempre le han dado vida a esta especial celebración permanecerán entre la soledad y el silencio de las puertas cerradas. La contingencia nos ha hecho evidentes dos realidades en el sector del libro.

Por un lado, que los libros digitales hoy están jugando un papel sumamente importante y, segundo, que la lectura es esencial en toda sociedad, especialmente cuando ahora afloran con mayor intensidad la desinformación y la falta de raciocinio.

En relación con el libro digital, ya varios teóricos como Umberto Eco y Roger Chartier han debatido sobre la práctica entre leer en papel y en pantalla. Para Chartier la lectura digital es una textualidad blanda, móvil e infinita, pero en esencia diferente a la lectura del libro físico. Aunque, sin duda, ante la falta de acceso a los libros impresos, los digitales están siendo una buena opción para los lectores.

Finalmente, recordemos que el libro, desde su ancestral inicio en forma de códice hasta su versión digital actual, es transmisor de las ideas, el pensamiento y la imaginación del ser humano. Por eso hay libros que han transformado ver con la degradación de ecosistemas naturales y pérdida de biodiversidad.

Este período de aislamiento debe ayudarnos a todas las personas para reflexionar acerca de la importancia de habitar un ecosistema sano, de recuperar especies y sus relaciones ecológicas y de promover economías locales que reduzcan el riesgo del brote de nuevas pandemias en el futuro.

Todos podemos contribuir a la restauración de la naturaleza y a la recuperación de los ecosistemas, cuidando y conociendo las maravillosas áreas protegidas de los respectivos países, respetando y conviviendo con la imponente fauna silvestre y apoyando el desarrollo de economías locales, más distributivas y con un menor impacto sobre el medioambiente.

La necesidad de defender la vida frente a la pandemia, que medios y funcionarios de todo el mundo parecen haber comprendido a la fuerza, es la misma que comunidades de todo el planeta vienen planteando desde hace décadas con respecto a la cuestión socioambiental (crisis climática, fracking, megaminería, envenenamiento por agrotóxicos, industria y producción alimentaria enfermante, contaminación de ríos, mares, suelos y aire, entre tantas otras pandemias económicas y sociales).

El desafío que parece dibujar el futuro plantea en qué medida la humanidad será capaz de encontrar modos de vida, trabajo y producción que no dependan de un consumismo irracional, y de modelos que, además, solo han incrementado la desigualdad. Entendamos que “la pandemia entonces es un signo que habrá que aprender a leer”

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