Carbón y Covid, combinación mortífera
El Poder de la Pluma.
Hace un par de días, desde la cuenta de Twitter de la CFE, se difundió un pequeño video en donde Eli pretende convencernosa los mexicanosde que es “tan poquito” lo que generamos de electricidad en plantas que queman carbón, comparado con lo que hacen otros países, que se justifican las compras por adjudicación directa de grandes cantidades de dicho mineral a productores del norte del país liderados por el senador Guadiana y el consecuente plan de incrementar la generación de electricidad mediante la combustión de carbón. Como si fuera una deshonrosa posición que tuviéramos que empeñarnos en remontar lo antes posible.
Al mismo tiempo, ante la ineficacia y la incompetencia para detener los contagios y las muertes relacionadas con la pandemia por Covid-19, los esfuerzos de comunicación oficiales se han concentrado, como en muchos otros asuntos en los que están fracasando estrepitosamente, en señalar culpables externos. En este caso, el blanco de su campaña mediática han sido las colas y las papitas.
Cuando arde cualquier combustible fósil, llámese carbón, petróleo, combustóleo, diésel o gas natural (metano), todos sabemos que libera a la atmósfera CO2, que es el principal entre todos los gases de efecto invernadero (GEI) que generan el cambio climático. Pero pocos saben que simultáneamente se liberan otros contaminantes del aire, tales como óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre, y una enorme cantidad de partículas suspendidas, entre otros contaminantes, que en su conjunto constituyen un factor que causa la muerte de 9 millones de personas al año en todo el mundo.
Ese material particulado es una mezcla de diminutos residuos, tanto líquidos como sólidos, sustancias químicas, polvo, hollín y metales pesados, que por su tamaño se clasifican en PM10, menores de 10 micrómetros, y PM2.5, menores de 2.5. Las primeras se conocen también como inhalables, y las segundas como respirables, debido a la capacidad que tienen para desplazarse dentro de los pulmones y llegar hasta la parte más profunda de ellos, que es donde mayor daño pueden causar.
Un reciente estudio de la Universidad de Harvard encontró que las tasas de muerte por Covid-19 son 8% más altas en regiones donde la contaminación por partículas PM2.5 es mayor que el promedio. Otro estudio llevado a cabo en 324 ciudades en China mostró un incremento de entre el 15% y el 22% de casos de Covid en áreas con elevados niveles de óxidos de nitrógeno y PM2.5 presentes en el aire.
Muchas otras investigaciones han encontrado una estrecha conexión entre la contaminación del aire y las afecciones cardíacas, daños al cerebro, la salud mental, la habilidad cognitiva, diabetes tipo II e hipertensión.
De modo que la contaminación que causan las plantas generadoras de electricidad, que queman carbón y otros combustibles fósiles, no solamente generan riesgos importantes a la salud de todos nosotros, sino que, en combinación con el Covid, producen una mezcla altamente mortífera y efectiva, muy superior a la que le quieren endilgar a las colas y las papitas.